¡Creo en Dios, quiero que sane mi corazón! Así se manifiesta la fe en Iztapalapa

Miles de devotos católicos viven con fervor las emociones de la Semana Santa y acuden días antes del Viacrucis a visitar la cruz de Iztapalapa a pedir milagros.

Escrito por: Estela Juárez - José Luis Granados

Devotos Iztapalapa cruz milagros antes del Viacrucis
Doña Martha al pie de la cruz, antes de que Jesús de Iztapalapa sea crucificado.|José Luis Granados, Fuerza Informativa Azteca

Iztapalapa vibra con la fe de miles, pero para Martha, el ruido se diluye en un murmullo distante. De pie junto a la cruz de Jesús de Iztapalapa, previo a su pasión y muerte, llora y pide con fe por su salud, quiere seguir viviendo.

Sus pies la llevaron con determinación silenciosa a la ladera del Cerro de la Estrella, sus manos, arrugadas por el tiempo y el trabajo, sostenían con delicadeza un pañuelo de papel con el que limpiaba sus lágrimas.

Aun no es la conmemoración multitudinaria, no es Viernes Santo con su fervor desbordado, hoy, este miércoles 16 de abril, y Martha acudió a un momento de intimidad entre su fe y la cruz, reflejada en una súplica callada hasta las lágrimas.

En pocos días, el corazón de Martha tendrá un encuentro con el bisturí y el temor que ello implica la llevó hasta el monte calvario citadino para enfrentar el miedo y el frío.

Llegó a la cruz de madera que contrasta contra el cielo azul intenso de la tarde, la abrazó con fervor y dijo con fuerza y llanto: “Creo en Dios, quiero que sane mi corazón”; pronto la operarán de una válvula del corazón y teme por ella.

Sus ojos, humedecidos por la emoción, se alzaron hacia la figura de la cruz. Frágil, pidió en silencio por su salud, con humildad, con la voz quebrada por la inertidumbre, solicitó a Cristo que guíe las manos de los médicos, que le diera fuerza para enfrentar la cirugía y seguir viva.

Dejó que las lágrimas rodaran por sus mejillas arrugadas, lágrimas de temor, sí, pero también de una profunda esperanza, de una confianza ciega en la bondad que emana de esa cruz.

Con fe piden a la cruz antes del Viacrucis

En el lugar en donde serán sacrificados Jesús, Dimas y Gestas, está solitario, faltan algunas horas para que el lugar se llene de fieles y se presencie la crucifixión, acuden curiosos y la señora Martha quien llama la atención al estar sola a los pies de la cruz en un silencio casi absoluto.

Sin saber lo que el futuro le depara se encomienda a su fe, quiere salir bien de la operación a su corazón, temerosa se inclina y al mismo tiempo florece en una renovada esperanza, con la certeza de que, en ese rincón sagrado de Iztapalapa, su súplica ha sido escuchada. Y eso, para ella, era el milagro más grande.

¡No te pierdas nuestro contenido, sigue a Fuerza Informativa Azteca en Google News!

Otras Noticias

×
Inklusion
Loading