Estos síntomas no se presentan de manera aislada. Por lo general el niño pide auxilio de varias maneras.
1.- Cambios en el estado de ánimo
Algunas de las señales más comunes de los niños pequeños son el aislamiento, los problemas de atención y concentración, los síntomas de depresión y ansiedad, la perdida de interés en las actividades que antes solían gustarles, los cambios de estado de ánimo en, incluso, hábitos alimenticios.
2.- Conductas sexualizadas
Hay otros signos más evidentes. Por ejemplo, que el niño o adolescente demuestre conductas muy sexualizadas o que se le diagnostique alguna infección de transmisión sexual.
3.- Surgimiento de temores
Ingrid Vallejos, psicóloga forense de Medicina Legal de Lima Sur, explica que, aunque cada caso es distinto, el agresor infunde temores en sus víctimas. A los más pequeños los asustan diciendo que serán castigados, los incluyen en una dinámica de secretismo o les dicen que les echarán la culpa, explica la especialista.
Cuando las víctimas son adolescentes, el violador recurre a la amenaza. Al no poder denunciar, los menores desarrollan distintos miedos. De ahí que sufran pesadillas, insomnio o sobresaltos en el sueño.
4.- Orina en la cama
Algunos comienzan a orinarse en la cama cuando ya han dejado los pañales. “Los más pequeños tienden a retraerse, están con el ánimo decaído, tienen tendencias al llanto y están más sensibles”, señaló Vallejos.
5.- Rechazo a lugares o personas
También mostrarán temores frente a lugares o a personas. “Dirán que no quieren ir al colegio, si el abuso sucedió ahí. O que ya no quieren ir a la casa del agresor”, agrega. Si el violador vive en casa o es alguien de confianza, se pueden presentar fugas que se pueden confundir con rebeldía.
6.- Cambios en el rendimiento escolar
La psicóloga aconseja prestar atención a los cambios en el rendimiento escolar. “Los maestros podrían notarlos muy pensativos, como perdidos”, advierte. En adolescentes pueden surgir actitudes autolesivas. También cambios radicales en el aspecto y abuso de drogas.