José José, el irremediable príncipe que conquistó América con sus baladas

Por sus varios Grammy cosechados, más de 250 millones de discos vendidos y una carrera artística de más de medio siglo, muchos lo bautizaron como el cantante mexicano más exitoso.

Escrito por: Reuters

jose jose
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28 de septiembre.- Sentado en la oficina de su disquera en Los Ángeles en 1973, el legendario Frank Sinatra quedó prendado al oír, por primera vez, una cinta de José José.

Inmediatamente, “La Voz” ordenó a sus asistentes que localizaran al prodigioso barítono y le hicieran una oferta para grabar con Reprise Records, su disquera.

El mexicano aceptó sin chistar, pero su casa discográfica, RCA Victor, se negó porque tenía un contrato de exclusividad con “el príncipe de la canción” quien, una vez conocida la noticia, se deprimió y se refugió en el alcohol y en los discos de Sinatra, recordó José José en su libro autobiográfico “Esta es mi vida”.

Cuatro años más tarde, el mítico cantante estadounidense cruzó la frontera hacia un club nocturno en la ciudad mexicana de Tijuana donde José José se presentó. Al final de la noche, Sinatra le dejó un recado con el dueño del lugar: “si sigues cantando así, te vas a lastimar, tienes que vocalizar”.

José Rómulo Sosa Ortiz, conocido como “José José", ignoró ese consejo y, sumado al abuso del alcohol y otros males, se lastimó la voz, aquel portento de rango completo que lo colocó como rey de la balada en español y le permitió pasear su talento por decenas de países en 55 años de carrera.

“José José ha vivido su vida como le ha dado la gana, ha hecho lo que le gustó, lo que quiso siempre, ha vivido pleno, lo de hoy es el remate de muchas vivencias”, dijo el también cantante Enrique Guzmán tras una de las últimas internaciones de su amigo en Ciudad de México, a mediados de 2018.

Más de un año después de esa visita y luego de que su representante dijera que había mejorado levemente, el “príncipe de la canción” falleció el sábado a los 71 años en Florida, a donde se había ido a vivir con su hija menor, dejando una profunda tristeza entre familiares y millones de seguidores que no olvidarán su larga lista de éxitos.

“Hace tiempo todos veníamos esperando este desenlace, me duele el alma (...) Lo tenemos en el corazón, no se va a ir nunca”, dijo la cantante y actriz Angélica María, a la cadena mexicana Televisa.

Producto de su adicción al alcohol, la salud se José José se deterioró rápidamente desde la década de 1990 y hace dos años anunció que tenía un tumor cancerígeno en el páncreas.

“Familia querida, gracias por su apoyo y por sus oraciones. Estoy muy bien gracias a Dios. Continúo con mis terapias para salir adelante. Muy pronto nos veremos, gracias por todo”, fue uno de los últimos mensajes que escribió José José, el 10 de junio, en su cuenta de Twitter.

SALTO A LA FAMA

Hijo de José Sosa Esquivel, tenor de ópera, y Margarita Ortiz Pensado, concertista de piano, José José inició pronto su carrera musical: siendo apenas un niño debutó en el coro de su colegio y, luego que su padre abandonara su casa, en 1963, formó un trío musical iniciando formalmente su carrera a los 15 años.

Tras un arranque poco auspicioso, en el que se presentaba en clubes nocturnos y hasta formó un grupo de jazz y bossa nova donde tocaba el contrabajo, finalmente obtuvo un contrato con la filial mexicana del sello internacional RCA Victor y en 1969 editó su primer álbum bajo el seudónimo de “José José".

Más tarde, ya famoso, el cantante contó que su nombre artístico estuvo inspirado en el nombre de su padre, quien murió en 1968 víctima del alcoholismo.

A pesar de que ya contaba con temas memorables como “La nave del olvido”, José José conquistó al mundo de habla hispana con la magistral interpretación de “El triste” en el Festival de la canción latina de 1970, en un teatro de la capital mexicana.

Enfundado en un sobretodo de terciopelo verde, el intérprete hizo gala de una voz en todo su esplendor cautivando a un público que, en retribución, le lanzó rosas rojas y le aplaudió de pie por varios minutos. Los jueces no le dieron el triunfo, pero la presentación lo catapultó al estrellato.

A partir de allí y con apenas 22 años, inició un romance con sus admiradores que colocaron sus interpretaciones de “40 y 20", “Y quién puede ser”, “Amar y querer”, y “Lo pasado, pasado”, como himnos de la balada en español.

Por sus varios Grammy cosechados, más de 250 millones de discos vendidos y una carrera artística de más de medio siglo, muchos lo bautizaron como el cantante mexicano más exitoso.

SALUD MALTRECHA

La repentina fama también le trajo consecuencias negativas. Al igual que su padre, José José cayó en el alcoholismo y tuvo que alejarse de los escenarios por algún tiempo. Tras una intervención retomó su actividad en 1971, pero seguiría preso de esa enfermedad por 30 años más.

La década de 1980 sería la más exitosa de su carrera logrando vender dos millones de copias de su álbum “Secretos” en apenas unas cuantas semanas y debutando en el cine.

Pero su dipsomanía y la falta de descanso dañaron irremediablemente sus cuerdas vocales, obligándolo a someterse a varias operaciones, sin el éxito esperado.

“Salía de la cantada y nos íbamos de farra. Amanecía en el coche con el esmoquin todavía puesto. Me despertaban los curiosos, que se preguntaban: '¿Es ese José José?’”, confesó en una de las tantas entrevistas que dio.

En 2007 sufrió una parálisis facial que lo apartó varios meses de los escenarios y le produjo una profunda depresión. Diez años después anunció que tenía un tumor cancerígeno en el páncreas que trató a base de quimioterapias.

A pesar de todo, José José se repuso gracias al apoyo de su esposa, la cubana Sarita Salazar, y continuó con su carrera, aunque con una voz cada vez más cavernosa. Pero ello no impidió que su trayectoria fuera reconocida en sus últimos años con una estrella en el paseo de la fama de Hollywood, diversos premios, bustos y discos homenajes.

José José se casó tres veces y tuvo tres hijos: José Francisco, conocido como “José Joel”, Marysol y Sara, quienes, siguiendo la tradición familiar, se dedicaron a la música.

Se dijo que ganó lo suficiente como para comprarse una isla, pero en su libro autobiográfico confesó que sus productores lo estafaron y tuvo que vender su mansión en Miami y rematar un Rolls-Royce para vivir sin penurias sus últimos años.

Una de las pocas cosas de las que nunca se desprendió fue un anillo de brillantes que le regaló Frank Sinatra, el espejo en el que siempre se miró como artista.

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