Noche de fuego en Kiev: Rusia lanza un ataque masivo con 175 drones; mueren 14 personas

El amanecer del 17 de junio llegó a Kiev con el sonido de cristales rotos a causa de los bombardeos. Columnas de humo negro se elevaban sobre la capital ucraniana, una noche de terror que dejó un saldo de al menos 14 muertos, incluido un ciudadano estadounidense, y más de cien heridos.

Fue el ataque aéreo más mortífero que ha sufrido la ciudad en casi un año, una telaraña de drones y misiles que buscaba generar pánico en la capital.

El ataque no fue aleatorio. Coincidió con la cumbre del Grupo de los Siete (G7) en Canadá, donde los líderes mundiales discutían el conflicto. Desde allí, un frustrado presidente Volodimir Zelensky denunció la ofensiva: “Putin hace esto únicamente porque puede permitirse seguir librando la guerra”.

La cumbre, sin embargo, expuso las fisuras en el apoyo a Ucrania. El presidente estadounidense, Donald Trump, renovó su apoyo a la readmisión de Rusia en el bloque y abandonó la reunión de forma abrupta, un gesto que resonó en Kiev de forma negativa.

El epicentro de la destrucción fue un edificio de viviendas de nueve plantas en las afueras de Kiev, partido en dos por el impacto de un misil. Durante horas, los equipos de rescate trabajaron entre el hormigón destruido y el metal retorcido.

Entre los escombros de este edificio se recuperaron dos cadáveres, pero las autoridades temen que haya más personas atrapadas. Con una grúa, los rescatistas lograron sacar con vida a un sobreviviente de un departamento que se tambaleaba al borde del abismo.

Este no fue un ataque aislado, sino la culminación de una serie de ofensivas masivas. Según el jefe de la administración militar de Kiev, Rusia utilizó 175 drones y señuelos, más de 14 misiles de crucero y al menos dos misiles balísticos en esta última oleada.

Las explosiones se escucharon durante casi diez horas.