En Estados Unidos muchos seguidores de Donald Trump han insistido en que hoy es necesario efectuar una “purga dentro del Sistema Político Mexicano”, a raíz de la declaración del presidente sobre la autorización para que los militares estadounidenses tomen acción contra los cárteles. Lo más sorprendente es que escuchando en los programas de YouTube a muchos comentaristas mexicanos a cualquiera le queda la misma impresión.

La comentocracia Mexicana dice:

… “Ya vienen por los políticos corruptos”.
.... “Ahora sí, muchos ya están temblando”.
... “La lista, la lista, la lista… ahora si ya pusieron como condición para renovar el tratado comercial que el gobernador X, y el senador Y, sean entregados al FBI”.

Mis amigos lo que hace mucho daño es tener sueños marihuanos: Cada opción que escucho tiende a ser más fantasiosa que las demás por varias razones.

¿Es posible lograr una purga política?

Una purga política como de la que hablan mis amigos comentaristas no solo es prácticamente imposible de ejecutar, sino que acarrearía consecuencias catastróficas.

  • Soberanía Nacional: Una “purga” del sistema político de una nación soberana, impulsada o dirigida por un gobierno extranjero, en este caso: Estados Unidos, es una violación directa del derecho internacional y sería vista como un acto de neocolonialismo. Ningún gobierno mexicano podría aceptarla sin colapsar políticamente. Generaría una reacción nacionalista uniendo a la población, e incluso a facciones rivales, en contra de la intervención estadounidense.
  • Corrupción Sistémica: Es cierto que los cárteles tienen influencia “en muchos sectores del gobierno mexicano a todos los niveles”.

Todo lo anterior ocurre cuando la corrupción no se limita a unos pocos individuos, sino que es una red sistémica que permea las filas de la policía, del sistema judicial, la burocracia y la clase política.

Mis amigos dejemos de soñar con una “purga”. Es imposible. En México no sólo se trata de quitar a algunas manzanas podridas. Si no nos gusta lo que está ocurriendo pensemos en reconstruir el cesto entero.

Pero cuidado porque eso es lo que lleva a los países a las guerras civiles.

Intentar una purga de esta magnitud desataría una violencia incontrolable. Los políticos, funcionarios y fuerzas de seguridad coludidos, junto con el poder armado de los cárteles, no se quedarían de brazos cruzados. Se defenderían, lo que podría llevar a un conflicto interno masivo, a la balcanización del país o al colapso total del Estado, creando un problema de seguridad regional mucho mayor que el actual.

¿Quién realizaría la purga política en México?

Si el sistema está comprometido, ¿quién tendría la legitimidad y la capacidad para llevar a cabo esa limpieza? Si lo hacen los estadounidenses, es una ocupación militar. Si lo intenta una facción “limpia” del gobierno mexicano, probablemente sería aplastada por el sistema corrupto ya establecido.

Lo que debería intentarse es una reforma del mercado de drogas en EE. UU. Ese también es un reto monumental, pero menos fantasioso.

Si bien es extremadamente difícil, reformar el mercado de drogas en Estados Unidos es, comparativamente, una opción más anclada en la realidad, ya que depende de una decisión de política interna y no de la reestructuración de otro país.

Reformar el mercado de drogas en Estados Unidos: una posible solución

La decisión de legalizar, despenalizar o regular las drogas es una atribución soberana del gobierno de Estados Unidos. No requiere invadir ni forzar la voluntad de otra nación.

Lo que lo favorece es que existen los precedentes en EE. UU., que ya ha intentado cambiar drásticamente su política del flagelo de las drogas.

El antecedente que existe es el de los años 20’s y 30’s durante la época de “La Prohibición” del alcohol. Al final la lucha fue tan enconada que fue revertida. Más recientemente, la legalización del cannabis a nivel estatal demuestra que un cambio de paradigma es posible, aunque sea lento y fragmentado.

Estados Unidos estaría violentando la soberanía de México con una “purga” política

En el caso de la prohibición, lo que hubo que hacer fue atacar la raíz económica. Esta solución se enfoca en la causa principal del poder de los cárteles: las ganancias astronómicas. Un mercado legal y regulado, aunque políticamente complejo de implementar para drogas como el fentanilo o la cocaína, le arrebataría el negocio al crimen organizado. La demanda no desaparecería, pero el flujo de dinero ilícito que corrompe a México sí se vería drásticamente reducido.

Ambos caminos son increíblemente difíciles: Sin embargo, la idea de que Estados Unidos pueda “purgar” el sistema político de México es una fantasía peligrosa que ignora los principios de soberanía y la complejidad de la corrupción sistémica, con un altísimo riesgo de provocar una guerra.

En cambio, reformar el mercado de drogas en EE. UU., aunque sea un reto político y social gigantesco, es una tarea que le corresponde a los estadounidenses y que ataca la raíz económica del problema sin necesidad de una intervención militar.

No hay duda amigos comentaristas con todo mi respeto y mi cariño me atrevo a recomendarles que se alejen de la idea. Porque una “purga del sistema político mexicano es, sin duda, el mayor “sueño marihuano” en el siglo veintiuno”.

Muchos mexicanos ven una invasión militar para enfrentar y destruir a los carteles y la imaginan como una guerra no contra México, sino como una guerra contra su clase política.

¿Cuál sería la estrategia militar en México?

Desde el punto de vista de estrategia militar, sería simplemente una guerra entre militares estadounidenses y los cárteles por el control de las rutas de tráfico de drogas.

Sería el mismo tipo de pelea que hoy tienen los propios carteles entre ellos, para controlar las rutas y los métodos del tráfico de gente, de armas, de drogas y de dinero.

Los militares estadounidenses necesitarían primero también tomar y controlar las zonas de producción. Esto último no podría ocurrir si el gobierno de México no participa en esta guerra.

No hay que engañarnos, este es también un problema internacional: En la orden dada al Pentágono para desarrollar planes y estrategia para destruirá a los carteles, el presidente Donald Trump habló de que los blancos serían:

  • Los carteles en Venezuela, el de Los Soles; y el Tren de Aragua;
  • En Centroamérica los carteles que almacenan y distribuyen hacia Asia y Europa la Cocaína de Colombia, de Perú y de Bolivia;
  • En México, los 6 carteles más notables que existen en nuestro país y sus rutas de exportación de drogas a Asia y Europa y de importación de precursores de China.

Mis amigos, Trump está hablando de que una solución real requeriría la colaboración de múltiples países: países productores, países traficantes y países consumidores.

¿Cuál podría ser la postura de México?

Las quejas del gobierno mexicano sobre el significado de una intervención militar están basadas en el raciocinio y la legalidad, pero al mismo tiempo hay que reconocer que cualquier acción que México tome por sí solo será, en el mejor de los casos, una medida paliativa. Y queda la posibilidad también de que sigamos como hasta ahora y el gobierno de México siga un combate medido contra sus narcos para tratar de quedar bien con Washington; más que un ataque frontal para eliminarlos.

Los militares estadounidenses podrían intervenir, pero la realidad es que esta intervención sería solo el principio de la destrucción total de un país y al final no se puede asegurar una solución que beneficie a todos.