Vía libre para el caos: Los consentidos del gobierno para realizar bloqueos en CDMX

En la Ciudad de México (CDMX), no todos los manifestantes son tratados de la misma forma. Mientras algunos grupos son ‘encapsulados’ apenas colocan una manta o bloquean una calle, hay otros que parecen tener un pase libre para colapsar durante días enteros la capital del país.

Este trato ha quedado en evidencia una vez más con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y los normalistas de Ayotzinapa, quienes han paralizado vialidades y causado actos vandálicos sin que haya una respuesta del gobierno.

El 15 de mayo, integrantes de la CNTE iniciaron un plantón en el Zócalo capitalino ante las supuestas promesas rotas del gobierno morenista. Pero, no se conformaron con la plaza pública, ya que también ocuparon calles aledañas, afectando directamente a comerciantes y peatones.

Además de su estancia en el corazón político del país, los maestros disidentes se movilizaron por diversas zonas de la ciudad, complicando aún más el tránsito.

Un buen viernes decidieron irrumpir en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, generando afectaciones a miles de pasajeros nacionales e internacionales.

El 4 de junio, en un acto que rebasó el marco de la protesta pacífica, vandalizaron las instalaciones de la Secretaría de Gobernación. Pese a estos hechos, las autoridades federales y capitalinas mantuvieron una postura de tolerancia absoluta.

Los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa también han protagonizado actos de protesta que rozan lo delictivo, sin mayores consecuencias. En septiembre de 2022, lanzaron petardos a las instalaciones del Campo Marte, una zona militar de alta seguridad.

Un año después, en septiembre de 2023, repitieron la dosis con el Senado de la República. Acciones que en otros contextos habrían sido contenidas de inmediato, pero que ahora solo hay “condenas enérgicas”, sin que haya diálogo con los manifestantes.

Este miércoles 18 de junio, repartidores de aplicaciones bloquearon puntos clave como Reforma, Circuito Interior y Periférico, exigiendo modificaciones a una ley que consideran lesiona sus derechos laborales.

¿La respuesta? Decenas de uniformados antimotines con escudos y órdenes claras de disolver la protesta. Ante el panorama, los trabajadores, en evidente desventaja, optaron por retirarse sin confrontación.

En marzo de 2024, ocurrió algo similar con un grupo de comerciantes ciegos que se manifestaban sobre Eje Central, quienes fueron violentamente replegados, a pesar de que los policías estaban en absoluta ventaja.

La imagen de los escudos golpeando a personas con discapacidad visual fue dolorosa, pero también reveladora: hasta en los bloqueos hay “consentidos”.

¿Por qué unos pueden acampar durante semanas en el Zócalo, irrumpir en aeropuertos o lanzar explosivos, mientras otros son reprimidos a la menor provocación?