"¿Me metes a la fila? ¿Te doy 200 pesos?” Así se vivió la escala de La Emperatriz en CDMX

Cientos de capitalinos abarrotaron las calles de la alcaldía Miguel Hidalgo para poder tomarse una ‘selfie’ con la locomotora o con la ilusión de verla cerca.

Escrito por: Iván Ramírez

La Emperatriz hizo una escala en CDMX.
La Emperatriz hizo una escala en CDMX.
| Fotos: Iván Ramírez

La espera llegó, al menos, para los habitantes de la Ciudad de México . Esta mañana la alcaldía Miguel Hidalgo lucía diferente. Las calles de la colonia Lago Sur, muy cerca de Polanco, se atascaron de cientos de personas reunidas por una misma misión: ver La Emperatriz , la magnífica locomotora que salió como parte de un recorrido desde Canadá.

Aunque el punto de encuentro era el cruce de Avenida Río San Joaquín y Ferrocarril de Cuernavaca, en la Pensil, donde se tenía previsto que fuera colocada esta espectacular locomotora, las calles aledañas parecían la entrada al Foro Sol o al Autódromo Hermanos Rodríguez, como si la gente estuviera esperando la llegada de su artista o concierto anhelado.

Apenas eran las 10:00 horas y las personas ya comenzaban a tomar las calles. Al caminar sobre Laguna de Mayran, se sentía la emoción, pero a la vez, la preocupación por saber si la gente alcanzaría un buen lugar para una selfie o video con Empress 2816, como también es conocida la locomotora. En la esquina de Lago Ladoga, la presencia de policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y de la Guardia Nacional hacía creer que si estaban ahí era porque no se trataba de cualquier evento; por algo el Estado y el gobierno los desplegaron.

Joven intentó pagar a pareja para que la dejaran meterse a la fila

Caminando por la calle Laguna de Términos, la fila ya comenzaba a espantar. "¿Y si no la vemos?”, susurra un pequeño de no más de 10 años a su mamá. Apenas eran las 11:00 horas y algunas personas ya estaban ahí, aguantando los casi 30 °C, pero todo para ver a La Emperatriz, cuyo acceso para apreciarla estaba previsto de las 12:00 a las 14:00 horas.

La espera se amenizaba entre los asistentes: mujeres de la tercera edad, parejas con sus perros, niños, y lo mejor, adultos mayores que iban personificados con sus mejores ropas para recrear la vestimenta de un verdadero operador de trenes con los logos de Ferrocarriles Nacionales de México.

Conforme pasaban los minutos, la gente cada vez era más presente. Unos corrían para alcanzar a formarse y el sueño era tan grande, que incluso optaron por cortar camino, haciéndole la parada a las combis que pasaban con rumbo al Metro Normal para entrar a la fila que ya casi llegaba a Mariano Escobedo, pero mientras tanto, la gente se refrescaba con nieves de mango y limón por solo 10 pesos, pero otros aprovechaban la espera para comprar algún recuerdo como un póster de 50 pesos o una foto de 30 pesos con la foto de La Emperatriz.

Pasaban el tiempo y la angustia por poder entrar crecía más, que incluso Fuerza Informativa Azteca (FIA) fue testigo de un intento de soborno, si esa es la palabra, aunque para otros, sería hacer un paro banda, pues una mujer se acercó a una pareja que llevaba a su perrita y les dijo que les daba dinero para que la dejaran entrar a la fila sin formarse; "¿Me metes a la fila? ¿Te doy 200 pesos?”, expresó la chica que no pudo lograr su misión.

Comerciantes aprovechaban para vender recuerdos con imágenes de la locomotora.
Comerciantes aprovechaban para vender recuerdos con imágenes de la locomotora. | Iván Ramírez

La cosa se puso más caliente. La falta de organización ocasionó que cuando la fila llegó a la esquina de Lago Onega, donde algunos abusados y pasados de listos, querían colarse; "¡Que se salga!”, "¡A la cola!”, "¡Párate temprano!”, gritaban muy molestos unos cuantos a un joven que quiso colarse.

A las 12:24 horas la gente seguía llegando y no les importaba que tal vez no alcanzarían a ver a La Emperatriz, pero como dicen, la esperanza muere al último y quizás eso les daba fuerza. Una mujer, ante la falta de orden, organizaba a todos y como una valla humana, ayudó a que la gente no se metiera.

“Déjalos, no van a llegar a nuestra edad": adulta mayor a pareja por no dejarla pasar

Risas, chistes y algunas mentadas de madre amenizaban la espera. La fila avanzaba bien, aunque, al llegar casi al acceso, una pareja de adultos mayores se acercó a una mujer con su novio para decirle que hicieran su buena obra del día y los dejarán pasar. “Señor, perdón, pero llegué muy temprano y no quiero ser grosero, pero no puedo”, le expresó el joven de no más de 30 años al señor, pero la esposa de este, no tomó tan bien la respuesta y contestó: “déjalos, no van a llegar a nuestra edad”.

¡Por fin! La fila acabó. En la entrada, unos cuantos policías daban accesos a los cientos de chilangos que se reunieron con el pasado, con el amor por las locomotoras y esperando conocer el interior de La Emperatriz, pero aunque eso no fue posible, hoy quedará en la memoria un monumental chu chu que alguien desde la cabina hizo sonar con el vapor de La Emperatriz, que con una bandera de México en una de sus ventanas, nos regaló unos segundos de lágrimas, de recuerdos para todos esos trabajadores que en su época gozaron el transporte del porfiriato, y para las nuevas juventudes que, como esta pluma, anhelaban con estar tan cerca de una locomotora a la que solo basta decirle ¡Gracias, buen viaje!

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