#JusticiaParaAurelia: Un caso más de un sistema judicial caído

¿Recuerdas cuando tenías 18 años? Empezabas a vivir y a conocer la libertad, la amistad, las aventuras, el amor y hasta las responsabilidades. Físicamente, tenías mucha energía; te desvelabas y por la mañana ibas a la escuela o al trabajo con toda la frescura. Tal vez conociste a los amigos que ahora tienes, o incluso a tu pareja actual. Visitaste lugares inimaginados y fuiste a cientos de fiestas. Y aunque tuvieras carencias, o conflictos a tu alrededor, no dejaste de soñar ni de planear tu proyecto de vida. Aurelia no corrió con la misma suerte.

¿Qué pasa cuando a alguien se le arruina la vida por culpa de gente cobarde y sin escrúpulos? Por un sistema de justicia corrupto, caído y podrido. Todos los sueños e ilusiones son aplastados por el terror, la tristeza y la angustia.

Así sucedió con Aurelia García, una joven de 18 años, oriunda de Xochicalco, comunidad nahua del estado de Guerrero.

En 2019, Aurelia fue abusada sexualmente por un policía comunitario, que ya la había acosado con anterioridad. Ante el miedo de morir apedreada o quemada, pues su mamá y su abuela le contaban desde niña que así castigaban en Xochicalco a las mujeres que tenían relaciones antes del matrimonio, Aurelia huyó a Iguala a casa de su tía.

Semanas después, esta joven descubrió que estaba embarazada y se lo guardó. A los ocho meses de gestación, estando sola en su nuevo hogar, le vino el parto espontáneamente. El bebé no sobrevivió y ella perdió cuatro litros de sangre.

Su tía y su prima la encontraron tirada, a punto de morir, por lo que le hablaron a la ambulancia y trasladaron a Aurelia al hospital. Tiempo después, al recobrar un poco la conciencia, se dio cuenta que estaba esposada de manos y pies, tal como si fuera la peor de las criminales.

No pasaron muchas horas cuando ya se encontraba en un reclusorio de Guerrero, culpada de haber cometido homicidio en razón de parentesco, aun sin haber llevado el proceso legal correspondiente, ni mucho menos haberle puesto un traductor, porque Aurelia solo habla náhuatl.

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¿Entiendes la gravedad del asunto? Una joven que sufrió un parto fortuito ha sido violada, no solo sexualmente, sino también en sus derechos y debido a esto, ella está en prisión preventiva desde hace 3 años.

A Aurelia le cambió la vida para mal cuando un sistema judicial caído, podrido y corrupto decidió poner la mira en ella y darle el trato que le debieron dar a su agresor, o a cualquier otro delincuente que anda paseándose por las calles como si nada.

Los únicos crímenes de Aurelia fueron ser mujer y ser indígena, porque tal parece que esto es suficiente para ser “un peligro para la sociedad”, como le dijo a Aurelia la jueza Mariela Alfaro, quien lleva el caso de la joven y se negó a que llevara su proceso en libertad.

Entre la corrupción, la impunidad y los usos y costumbres que, lejos de preservar la identidad indígena, dañan principalmente a las mujeres, Aurelia ha vivido un infierno, mismo que de realizarse justicia, podría terminar este 20 de diciembre, fecha en la que será su audiencia resolutoria.

Este próximo martes, sabremos si la vida le da una nueva oportunidad a Aurelia y si dejará de ser una de los 6,000 indígenas en México que han sido encarcelados sin derechos como tener un intérprete, o pasar su proceso en libertad.

Como “ciudadanos de a pie” no tenemos injerencia en leyes y procesos judiciales, sin embargo, sí podemos levantar la voz. Dar a entender que sabemos perfectamente las injusticias que se cometen contra las personas más vulnerables, y que ya estamos hartos de los abusos de poder y de toda la basura que se ve en los ministerios y juzgados. Ser más empáticos con quienes están prácticamente atados de manos por la discrimicación que viven diariamente.

Ya no podemos ser espectadores.