Dante, Madisson y Jazlyn, pequeñas y pequeños pacientes de la Fundación Michou y Mau para niños con quemaduras, pudieron dejar de lado por un día su intensa rutina médica. Los tres pequeños disfrutaron de la fiesta de Halloween ofrecida a sus convalecientes por el Hospital Shriners en Galveston, Texas, viviendo un momento de merecida distracción y felicidad.

Acompañados por sus respectivos padres, y rodeados por el personal médico, enfermeras y el equipo del nosocomio, los infantes cantaron, bailaron y se divirtieron en la celebración. Cada uno eligió un personaje para la ocasión: Dante se transformó en un hábil ninja, Madison asumió el papel de una hermosa princesa, y Jazlyn se disfrazó de Caperucita Roja.

Este tipo de convivencias resulta vital, ya que permite que tanto los pacientes como sus familiares forjen nuevos lazos de amistad. El apoyo mutuo y la creación de un sentido de comunidad son aspectos fundamentales durante los procesos largos y complejos de recuperación.

¿Por qué Jazlyn tuvo que ser trasladada a EU tras explosión de una pipa en Iztapalapa?

Jazlyn, quien fue una de las víctimas de una explosión en Iztapalapa, ha culminado su periodo de internamiento, aunque su proceso de rehabilitación continúa. La historia de su supervivencia está marcada por el heroísmo. La joven debe su vida a la rápida y valiente acción de su abuela.

La mujer no dudó en proteger a la niña en un acto reflejo, utilizando su propio cuerpo como escudo contra el fuego y la onda expansiva del suceso. Este acto de amor incondicional resultó fundamental para mitigar las lesiones de la menor, aunque, lamentablemente, la abuela sufrió graves consecuencias por su acción. El evento, que conmovió a la opinión pública, ilustra la resiliencia de la familia ante la adversidad.

Dante y Madison, por su parte, también se encuentran en fases similares de su tratamiento. Al igual que Haslin, ambos han finalizado su etapa de hospitalización y prosiguen con los cuidados de rehabilitación en sus respectivas áreas.

Eventos especiales como esta fiesta de disfraces son un bálsamo en el largo camino hacia la recuperación total. Por un instante, los menores pueden olvidar los procedimientos, el dolor y la distancia de su hogar, concentrándose únicamente en el juego, las risas y la alegría que comparten junto a quienes luchan por sanar. La labor del hospital y de la fundación se centra en devolverles no solo la salud física, sino también la esperanza y la inocencia propias de su edad.