El Gobierno Federal ha puesto en la mira a la industria del entretenimiento digital. El Paquete Económico 2026 propone un nuevo impuesto del 8% sobre los videojuegos que el gobierno considere con contenido violento. Esta medida, según la presidenta Claudia Sheinbaum, “tiene que ver con temas de seguridad”. Sin embargo, la oposición no lo ve de la misma manera, y acusan al gobierno de buscar un chivo expiatorio para un problema que no han sabido resolver.

Oposición critica impuesto del 8% a los videojuegos con violencia

La propuesta ha encendido la polémica entre el oficialismo y la oposición. Mientras el gobierno argumenta que el impuesto es parte de una estrategia para combatir la violencia que se ve “detrás de una pantalla”, voces como la del diputado panista Federico Döring lo califican como un acto de cobardía, señalando que el gobierno solo combate a los delincuentes a través de los videojuegos en lugar de en la vida real.

Por su parte, el diputado Rubén Moreira tacha al gobierno de “mentiroso” por ligar el impuesto a una supuesta disminución de la violencia, acusando a la administración de generar “narrativas” para justificar el cobro de más impuestos. La oposición sostiene que la medida solo busca llenar las arcas del gobierno, un punto que Döring refuerza al cuestionar por qué se le destina menos presupuesto al “superpolicía Harfuch” si el objetivo es realmente la seguridad.

El gobierno estima que este impuesto recaudará 183 millones de pesos, una cifra que para la oposición es "ínfima” si se compara con el verdadero costo del combate a la inseguridad que azota las calles del país. Moreira concluye que la necesidad de nuevos impuestos es una señal clara de que el país está “quebrado”, argumentando que el dinero se lo han gastado en “pitos y flautas y trenes”, en alusión a proyectos del sexenio pasado que no han generado los resultados esperados.

En esencia, este impuesto a los videojuegos parece tener más que ver con la falta de presupuesto que con una solución real a la violencia. La medida deja a la industria del gaming en la mira, mientras que la verdadera inseguridad en las calles sigue sin resolverse.