En el complejo sistema legal de México, existe una figura jurídica que funciona como el máximo mecanismo de defensa para los ciudadanos frente al poder: el Juicio de Amparo. Aunque es un término conocido, pocos entienden su verdadero alcance y el legado del hombre que lo concibió, el jurista Manuel Crescencio Rejón.
Hoy, en Amor por México, recordamos la importancia de esta herramienta que, en esencia, es el escudo que protege al pueblo cuando una autoridad intenta pasar por encima de sus derechos y libertades fundamentales.
¿Qué es el Juicio de Amparo y cómo funciona?
En palabras sencillas, el amparo es tu mejor defensa cuando un político o una institución pública abusa de su poder. Es el instrumento legal que permite a cualquier persona decirle al gobierno: “Hasta aquí llegas”.
Formalmente, es un proceso judicial que tiene como objetivo proteger los derechos humanos y las garantías establecidos en la Constitución Mexicana contra cualquier acto, ley u omisión de una autoridad que los vulnere. Si una nueva ley, un decreto o una acción de un funcionario atenta contra tus derechos, el amparo te permite solicitar a un juez federal que revise el caso y, de ser necesario, ordene detener o reparar esa violación.
¿Quién fue Manuel Crescencio Rejón, el “Padre del Amparo”?
Antes de la creación del amparo, si una autoridad aplastaba los derechos de una persona, esta no tenía un mecanismo efectivo para defenderse. Esta injusticia fue inaceptable para Manuel Crescencio Rejón (1799-1849), un brillante jurista, político y pensador originario de Yucatán.
Como diputado y gobernador, Rejón fue el principal arquitecto de la Constitución de Yucatán de 1841, un documento de avanzada para su época. Fue en este texto donde, por primera vez en la historia de México, se estableció la figura del amparo, sentando las bases para que este recurso fuera adoptado más tarde a nivel nacional en la Constitución Federal de 1857.

Un México de “ciudadanos libres” y no de “súbditos”
La motivación de Rejón era clara y profunda. Como lo expresa su filosofía, si una persona no puede defenderse de la autoridad, no es un ciudadano, “es un súbdito”.
Él no quería vivir en un México de súbditos, sino en un “México de personas libres”, donde nadie, ni siquiera el más poderoso, pudiera abusar de las leyes o actuar por encima de ellas. Por ello, instauró este derecho, para garantizar que la balanza de la justicia pudiera inclinarse también a favor del individuo.
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El legado y la advertencia: ¿Por qué sigue siendo vital el amparo?
El legado de Manuel Crescencio Rejón sigue más vivo que nunca. Cada vez que un ciudadano tramita un amparo para detener una obra que considera ilegal, para proteger un ecosistema o para defender su libertad de expresión, está utilizando el “escudo” que él diseñó hace casi dos siglos.
Sin embargo, como advierten los defensores de este derecho, nunca faltarán gobiernos que busquen debilitar o limitar este contrapeso. La advertencia es clara: si el Juicio de Amparo se elimina o se vuelve inoperante, México estaría en riesgo de regresar a una dinámica autoritaria, a una dictadura donde el ciudadano vuelve a ser un súbdito sin defensa.