Guerra personal entre Trump y Musk, borra 150 millones de dólares en horas

La pelea entre Trump y Musk alcanzó su punto más tóxico cuando el magnate vinculó al presidente con los archivos de Jeffrey Epstein. Esta acusación no solo sacudió Washington, sino que provocó una caída libre en las acciones de Tesla.

Guerra total, Trump VS. Musk
Cronología de la ruptura entre Trump y Musk que destapó amenazas, pérdidas millonarias y los archivos Epstein.|Imagen generada por IA - REUTERS
Notas
Mundo

Escrito por: Rodrigo Lema

Lo que comenzó como una de las alianzas más disruptivas y poderosas de la política moderna estadounidense ha terminado en una ruptura inesperada. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el magnate tecnológico Elon Musk, han protagonizado una guerra pública, visceral y sin cuartel que alcanzó su punto más álgido este 5 de junio.

La disputa, que escaló en cuestión de 72 horas, ha dejado un rastro de acusaciones de encubrimiento, amenazas veladas a la seguridad nacional, un desplome bursátil histórico para Tesla y una pregunta que resuena en los pasillos de Washington: ¿cómo se llegó a este punto?

Sigue la pelea entre Donald Trump y Elon Musk
La confrontación entre Donald Trump y Elon Musk escaló después de que Musk criticara el proyecto de ley de recortes fiscales impulsado por Trump.|Imagen genera por IA para FIA

La historia de esta ruptura no comenzó con un tuit, sino que se gestó durante meses de una relación tan intensa como volátil. Fue la crónica de una colisión anunciada entre dos de los egos más grandes del planeta, una unión que prometía reinventar el gobierno y que ha terminado por sacudir sus cimientos.

Para comprender la magnitud del colapso, es necesario retroceder al inicio: a la campaña que los unió, al gabinete que los enfrentó y a los días en que la Casa Blanca parecía ser el segundo hogar para la familia Musk.

Campaña Trump y la alianza Musk - Trump

La campaña presidencial de 2024 que llevó a Donald Trump de vuelta a la Casa Blanca para un segundo mandato no consecutivo se construyó sobre una promesa familiar pero actualizada: “drenar el pantano 2.0".

El discurso del magnate republicano ya no solo apuntaba a la clase política tradicional, sino que había incorporado un nuevo enemigo en su retórica: el “Estado profundo” burocrático y el despilfarro gubernamental que, según él, hipotecaba el futuro de la nación. En este nuevo campo de batalla, Trump necesitaba un aliado que no solo compartiera su metodología, sino que también simbolizara la eficiencia, la innovación radical y la lucha contra la cultura “woke”.

Y lo encontró en la figura más improbable y poderosa: Elon Musk.

Durante años, la relación entre ambos fue distante, incluso fría. Pero la adquisición de Twitter por parte de Musk en 2022 y su agresiva transformación en X, bajo la bandera de un “absolutismo de la libertad de expresión”, creó un puente ideológico y estratégico.

Musk organizó debates y entrevistas con el candidato en los X Spaces, devolvió la cuenta al propio Trump tras su suspensión –un acto de enorme valor simbólico– y sus publicaciones diarias criticaban constantemente la ineficiencia del gobierno demócrata, convirtiéndose en un poderoso, aunque no oficial, aliado mediático.

Para la campaña de Trump, tener al hombre más rico del mundo de su lado, controlando una de las plazas públicas digitales más influyentes, era una ventaja. Musk, por su parte, veía en la posible victoria de Trump una oportunidad para llevar su visión de eficiencia extrema y “lógica de primeros principios” al corazón del poder, la Casa Blanca.

Cuando lo incluyó Trump a Musk en su gabinete: El “zar de la eficiencia”

Apenas una semana después de su toma de posesión a principios de 2025, Donald Trump cumplió su promesa de campaña. Mediante una orden ejecutiva, creó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), un organismo con poderes transversales y sin precedentes para auditar y reestructurar cualquier agencia federal con el objetivo de eliminar gastos superfluos y “cortar la grasa del sistema”.

Para liderar esta tarea, Trump no eligió a un político ni a un economista de carrera, sino al hombre que había prometido llevar a la humanidad a Marte: Elon Musk.

El nombramiento fue un golpe de efecto mediático. Musk, quien aceptó el cargo de asesor principal y líder del DOGE por un periodo simbólico de 130 días y un salario de un dólar, se presentó ante la nación como el “zar de la eficiencia”.

Su misión, según declaró en la rueda de prensa de su nombramiento en el Jardín de las Rosas, era aplicar la “lógica de una startup” y el “pensamiento basado en la física” al “monolito ineficiente y plagado de errores lógicos” que era el gobierno federal.

Las reacciones fueron inmediatas y polarizadas. Mientras los partidarios de Trump y una parte del sector empresarial aplaudían una “decisión genial” y un “verdadero intento de reformar Washington desde sus cimientos”, la oposición y gran parte de la prensa advertían sobre los peligros de otorgar tal poder a una figura tan volátil e impredecible.

Los críticos señalaban los evidentes conflictos de interés: Musk, como jefe de Tesla, SpaceX y otras compañías, dependía en gran medida de contratos y regulaciones gubernamentales.

¿Cómo podría auditar de manera imparcial el Pentágono o el Departamento de Transporte mientras sus empresas eran sus principales contratistas?

Musk con sus equipos de auditores, traídos directamente de las filas de Tesla y SpaceX, desembarcaron en las agencias federales con una reputación de ser implacables.

Los informes sobre recortes de miles de millones de dólares en “proyectos absurdos” y la eliminación de “regulaciones idiotas” comenzaron a llenar los titulares de los medios afines al gobierno. Trump, en sus mítines, se jactaba de los logros del “genio Elon”, presentándolo como la prueba viviente de que su administración estaba cumpliendo sus promesas.

Hasta el hijo de Musk: la cercanía en el Despacho Oval

La alianza no era meramente profesional; rápidamente adquirió un matiz personal. La cercanía entre ambos líderes se hizo patente en un episodio que recorrió el mundo en marzo de 2025.

En una serie de fotografías oficiales, cuidadosamente distribuidas por la Casa Blanca, se vio a un sonriente Donald Trump mostrando el Despacho Oval al pequeño X Æ A-Xii, el hijo menor de Musk, quien, según testigos presenciales, jugaba en la alfombra presidencial con una réplica en miniatura del cohete Starship.

Musk, a su lado, declaró a los periodistas presentes que quería que su hijo viera “cómo se puede construir un futuro mejor, no solo en el espacio, sino aquí en la Tierra, cuando se eliminan las barreras innecesarias”.

La imagen fue cargada de simbolismo. Trump, por su parte, no perdía oportunidad de elogiar a su “amigo Elon”, a quien describía no solo como un “genio americano”, sino también como un “gran tipo” que estaba “haciendo un trabajo increíble por el país”.

El lento distanciamiento: señales de tensión previas

Las fisuras en la relación Trump-Musk comenzaron a aparecer semanas antes del estallido del 3 de junio. La salida formal de Musk de su puesto en el DOGE, el 28 de mayo, se presentó públicamente como el final planificado de su compromiso de 130 días.

Sin embargo, diversos medios ya reportaban un creciente malestar.

La tensión no era solo fiscal. Fuentes internas de la Casa Blanca, revelaron que existieron fuertes desacuerdos en reuniones de alto nivel en el Pentágono y sobre nombramientos clave.

Un punto de fricción notable fue la insistencia de Musk en promover al empresario y astronauta privado Jared Isaacman para dirigir la NASA, una sugerencia que Trump finalmente desestimó.

Este tipo de choques, aunque mantenidos fuera del ojo público, demostraban que la visión de Musk de una reestructuración radical chocaba con la realidad de las lealtades y compromisos políticos de Trump.

Aunque no atacaba directamente a Trump, sus “me gusta” a publicaciones críticas con el gasto republicano y sus respuestas crípticas a usuarios que cuestionaban la deuda nacional eran interpretados por los analistas como el inicio de una tormenta.

Musk estaba sentando las bases de su argumentario público, distanciándose sutilmente de las políticas que sabía que estaban por aprobarse. El ambiente estaba cargado; solo faltaba la chispa que lo hiciera explotar.

Cuándo inicia la ruptura: la cronología del colapso

La paz se rompió el martes 3 de junio. El detonante fue la presentación de la “Ley de Prosperidad y Seguridad Nacional”, un masivo proyecto de ley de presupuesto que Trump describía como su “enorme y hermosa ley”.

Para Musk, el proyecto era la antítesis de todo por lo que había trabajado en el DOGE: una monstruosidad legislativa cargada de proyectos clientelistas y gastos que él consideraba absurdos. Fue una traición.

3 de junio, 13:31: En un tuit que marcó el inicio del fin, Musk escribió: “Lo siento, pero ya no lo soporto más. Este proyecto de ley de gastos del Congreso, masivo, escandaloso y lleno de gastos superfluos, es una abominación repugnante. ¡Qué vergüenza para quienes votaron por ello! Saben que hicieron mal. Lo saben”.

El primer disparo había sido efectuado. La respuesta de la Casa Blanca fue un silencio tenso durante el resto del día.

4 de junio, 02:07: De madrugada, el magnate aseguró que el proyecto de ley frustraría “todos los ahorros de costos logrados por el equipo del DOGE”.

Horas más tarde, Trump publicó en su red social, Truth Social, un mensaje pasivo-agresivo: una imagen de la publicación que Musk había hecho el 28 de mayo, anunciando amistosamente el fin de su periodo de 130 días, un recordatorio de que su tiempo como asesor había terminado.

Trump publicó en su red social, Truth Social.
Publicación que Musk hizo en X el 28 de mayo|Trump, Truth Social

La mañana del 5 de junio fue una tormenta de acusaciones que se desarrollaron minuto a minuto, en una batalla digital, aquí el resumen:

11:20 - 11:46: Musk comenzó una ofensiva en X, utilizando las propias palabras de Trump en su contra. Reposteó antiguas publicaciones del ahora presidente donde criticaba a los republicanos por subir el techo de la deuda o donde afirmaba que ningún congresista debería ser reelegido si el presupuesto no estaba equilibrado. Musk comentaba irónicamente: “Sabias palabras”, “No podría estar más de acuerdo”.

12:01: La reacción de Trump llegó desde el Despacho Oval. Rodeado por periodistas, confirmó el deterioro de la relación. “Elon y yo teníamos una excelente relación. No sé si la seguiremos teniendo. Estoy muy decepcionado de él”.

12:25: La respuesta de Musk fue inmediata. “Este proyecto de ley nunca me fue mostrado ni una sola vez y fue aprobado en plena noche tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo”.

12:46: El desafío se tornó personal. Musk, en un acto de desafío total, afirmó que, sin su apoyo, Trump habría perdido las elecciones, y remató con un lacónico pero demoledor: “Qué ingratitud”.

14:37: La respuesta de Trump en Truth Social fue fulminante y brutal. Afirmó que él le pidió a Musk que abandonara su administración, que le quitó su “mandato de vehículos eléctricos” y que el magnate “simplemente se volvió loco”. Inmediatamente después, lanzó la amenaza más seria: el gobierno estadounidense podría rescindir los contratos y subsidios otorgados a las empresas de Musk, lo que significaría un golpe devastador para SpaceX y Tesla.

15:10: Fue entonces cuando Musk lanzó la bomba en un tuit que paralizó Washington, escribió: “Donald Trump está en los archivos de (Jeffrey) Epstein”. Y sentenció: “esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos... la verdad saldrá a la luz”.

La acusación, que vinculaba al Presidente de Estados Unidos con la red de tráfico sexual del fallecido magnate, fue un golpe bajo de consecuencias incalculables. Tuvo un efecto inmediato y catastrófico en el mercado.

16:15: La reacción en Wall Street fue de pánico. Las acciones de Tesla (TSLA) se desplomaron cerca de un 14%, borrando aproximadamente 150 mil millones de dólares de su valor de mercado en una sola tarde.

Tesla en la línea de fuego: el colapso bursátil del 5 de junio

La guerra de palabras tuvo un efecto inmediato y devastador en el mercado, donde la estabilidad de Tesla (TSLA) se derrumbó.

3-4 de junio: Tras las primeras críticas de Musk, las acciones de Tesla ya mostraban signos de nerviosismo, con una leve caída al cierre del mercado el 4 de junio. Los inversores empezaban a descontar una posible fricción, pero aún no anticipaban la magnitud del enfrentamiento.

5 de junio, 14:37: El punto de inflexión fue la publicación de Trump en Truth Social, donde amenazó directamente con cancelar contratos y subsidios gubernamentales a las empresas de Musk. Esta declaración fue interpretada por Wall Street como un ataque directo al modelo de negocio de compañías como Tesla y SpaceX, que se benefician de créditos fiscales y contratos federales.

5 de junio, 15:10 en adelante: La respuesta de Musk vinculando a Trump con Epstein fue la gasolina que incendió el mercado. Los inversores no solo vieron un conflicto político, sino una guerra personal sin reglas que ponía en riesgo la totalidad del imperio Musk. La venta de acciones de Tesla se aceleró de forma vertiginosa.

El Cierre del Mercado (5 de junio, 16:15): Al cierre de la jornada bursátil, el daño era masivo. Las acciones de Tesla se desplomaron cerca de un 14%, borrando aproximadamente 150.000 millones de dólares de su valor de mercado en una sola tarde. Fue una de las peores caídas diarias en la historia reciente de la compañía, directamente atribuible a la disputa personal de su CEO con el Presidente de Estados Unidos.

La Casa Blanca, a través de su secretaria de prensa, Karoline Leavitt, intentó controlar los daños, calificando la afirmación de Musk como un “episodio desafortunado” de un asesor descontento porque la ley “no incluye las políticas que deseaba”.

Pero el daño ya estaba hecho. El enfrentamiento sin precedentes entre un presidente en ejercicio y el hombre más rico del mundo había abierto una caja de Pandora, exponiendo la fragilidad de las alianzas de poder y las peligrosas consecuencias que se desatan cuando la tecnología, la política y los egos desmedidos colisionan en la plaza pública.

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