“Estoy muerta en vida”: Familias encuentran prendas en rancho de “exterminio” en Jalisco
Familias encuentran presuntas prendas de sus desaparecidos en el rancho del exterminio en Jalisco; suman mil 308 piezas al interior del rancho.
En el rancho del exterminio siguen encontrando prendas, la Fiscalía del estado ha registrado mil 308 piezas dentro del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco. Familias pueden estar cerca de llegar a sus desaparecidos.
Pantalones, playeras, shorts, vestidos, 154 pares de calzados, entre ellos botas, tenis y sandalias de baño, además de 18 maletas de viaje y 148 cobijas, cobertores y edredones.
Familias encuentran presuntas prendas de sus familiares
A las inmediaciones del rancho han acudido familiares de los desaparecidos, que entre lo ya visto en la plataforma, identificaron algunas piezas que pudieran corresponder a su ser querido.
Tal es el caso de los padres de Gilberto Murillo Pelayo, quien desapareció junto a su cuñado el 19 de agosto de 2016, cuando tenía 18 años, iba a vender su vehículo, y fue un pantalón el que dio la pista de su localización.
“Sólo sé que les digo que siento un dolor muy grande que estoy muerta en vida, pero que tengo esperanza, para nosotros verlas físicamente, no por foto, físicamente porque por fotografía nos confundimos”, declara Mónica Pelayo, mamá de Gilberto, también señaló “Yo tengo una fotografía de un pantalón que creo que es el pantalón de mi hijo, pero a mí me gustaría verlo en físico porque foto me confundo”.
Más prendas que ayudan a la investigación
Otro caso es el de Merari Noemí García, de 19 años, quien el 20 de mayo del 2024 salió de su casa al aceptar un trabajo de seguridad privada por medio de redes sociales, donde presuntamente le pagarían 6 mil pesos a la semana.
Una biblia que le regaló su madre fue el indicio que los pudiera llevar a ella, “En este caso, lo que se reconoció fueron sus pertenencias, fueron dos pares de tenis, fue su maleta y una biblia que efectivamente le regaló a mi mamá”.
Los familiares de Merari y Gilberto, temen que ambos hubieran cruzado las puertas del rancho Izaguirre y que jamás hubieran podido salir.