Culiacán vivió una fiesta única este jueves 21 de noviembre, pues estudiantes de gastronomía y chefs locales se unieron sobre la avenida Álvaro Obregón para preparar un aguachile de más de una tonelada . Este platillo, símbolo de la cocina sinaloense, no solo rompió récords, sino que también se convirtió en un acto de solidaridad hacia meseros y músicos que han sido afectados por la cancelación de eventos y celebraciones en la región.
El evento, organizado por restauranteros y músicos, fue mucho más que un despliegue gastronómico. Además de deleitar a los asistentes, tuvo como objetivo recaudar fondos para apoyar a bandas sinaloenses y meseros, quienes han enfrentado dificultades económicas debido a la disminución de actividades sociales tras las restricciones y cambios recientes en la industria debido a la violencia que se vive en el estado de Sinaloa.
Estudiantes y chefs comenzaron la preparación desde muy temprano
Desde muy temprano, estudiantes de gastronomía y chefs comenzaron los preparativos en punto de las 5:00 horas de la mañana. Unos picaban la cebolla, otros el pepino y otros exprimían los limones, los ingredientes básicos para el platillo favorito de los culichis.
Más tarde llegó la materia prima del mar, los camarones, que después de incorporarse a la monumental preparación, dejaron todo listo para iniciar con el evento y recibir a los cientos de asistentes frente a la Plazuela Obregón.
Aguachile con causa inundó de alegría el centro de Culiacán
Durante la jornada, cientos de culiacanenses disfrutaron de la música en vivo y el ambiente festivo, mientras colaboraban con la causa al adquirir porciones del aguachile gigante. Los organizadores destacaron que esta iniciativa no solo buscó aliviar las necesidades económicas de estos trabajadores, sino también reforzar el sentido de comunidad y el orgullo por las tradiciones locales.
Con un fuerte respaldo de la población y el éxito de esta convocatoria, los organizadores no descartan realizar más actividades similares en el futuro. Este aguachile monumental no solo fue un logro culinario, sino una muestra del poder de la solidaridad sinaloense.