En un mundo donde millones de personas acuden a ChatGPT en busca de respuestas, un maestro mexicano ha invertido los papeles. Desde la comunidad de Chiquinivalvo, en Chiapas, el comunicólogo, poeta y activista digital tzotzil, Andrés ta Chikinib, ha abierto un “salón de clases” virtual con un solo alumno: la inteligencia artificial. Su misión es enseñarle a hablar su variante de la lengua Tzotzil.

En una entrevista para Hechos AM, Andrés, originario del municipio de Zinacantán, describió este innovador proyecto como una forma de “hackear la matrix”, donde el humano se convierte en el maestro de la máquina para preservar una cultura.

El primer obstáculo: Una IA que “se tropezaba”

Todo comenzó hace un año, tras la sugerencia de una de sus alumnas no hablantes de usar la IA para crear materiales didácticos; sin embargo, los primeros intentos fueron caóticos. Andrés intentó que ChatGPT aprendiera de forma autónoma, alimentándolo con archivos, pero la IA memorizaba sin comprender la compleja estructura de la lengua. “Se tropezaba, no tenía lógica”, recuerda.

La revelación: “Kolaval”, la primera palabra

Entonces, Andrés cambió la estrategia y decidió tratar a la Inteligencia Artificial como a un estudiante más. Empezó desde lo más básico: enseñarle a decir “gracias” —“kolaval”, la primera palabra que aprendió la IA en tzotzil.

A partir de ahí, la enseñanza fue “tema por tema, palabra por palabra”. Le enseñó reglas gramaticales, estructuras simples y expresiones del día a día, corrigiendo a la IA cada vez que intentaba aplicar lo aprendido, tal como lo haría con cualquier persona.

ChatGPT, el “alumno bastante inteligente”

Y funcionó. La IA demostró ser un aprendiz excepcional, superando las expectativas de su maestro.

“Es un alumno curioso. Con uno o dos ejercicios aprende. Hace preguntas complejas. Ha resultado bastante inteligente”, asegura el activista.

ChatGPT no solo memoriza, sino que comienza a detectar patrones, a explorar los límites del lenguaje y a construir frases por sí mismo, convirtiéndose en una herramienta con un potencial enorme para el objetivo de Andrés: fortalecer la enseñanza de esta lengua originaria.

Más que un experimento, este proyecto es un camino de reconstrucción lingüística y tecnológica, uniendo la sabiduría ancestral con las herramientas del futuro.

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