Viajar al espacio exterior es el sueño de muchas personas: poder ver la Tierra, los continentes y los océanos todo a la vez, notar las estrellas y otros planetas. Sin embargo, el cuerpo humano no está diseñado para estar en un ambiente así de hostil por largos periodos, lo que puede acarrear daños a la salud de los astronautas.
Los expertos nos señalan los riesgos que enfrentan los astronautas al estar en el espacio, donde no hay gravedad y está presente una peligrosa radiación, como los especialistas varados en la Estación Espacial Internacional.
¿Qué pasa si el cuerpo humano se expone al espacio?
El cuerpo humano evolucionó para sobrevivir en la Tierra, con una fuerza de gravedad constante (que nos jala al centro del planeta) y una atmósfera que protege contra la radiación cósmica. Sin embargo, en un entorno de microgravedad, es decir, con gravedad reducida, los astronautas experimentan alteraciones significativas.
Por ejemplo, los fluidos corporales tienden a desplazarse hacia la cabeza, provocando hinchazón facial y aumento de presión intracraneal, lo que puede afectar la visión. Además, los huesos se debilitan por la falta de carga mecánica, y los músculos pierden masa, resultando en atrofia, explica Afshin Beheshti, director del Centro para Biomedicina Espacial de la Universidad de Pittsburgh, en conversación con la agencia de noticias Reuters.
En cuanto a la radiación espacial, los astronautas que dejan la órbita terrestre quedan desprotegidos ante partículas de alta energía que dañan el ADN, elevan el riesgo de cáncer y afectan el sistema inmunológico. Algunos estudios indican que los efectos neurodegenerativos y cardiovasculares también son áreas de preocupación. Por ello, misiones como las que se planean hacia el planeta Marte conllevan aún mayor exposición a estas amenazas.
Astronautas también enfrentan efectos psicológicos por estar en el espacio
Otro desafío importante es el impacto psicológico en los astronautas durante los viajes espaciales, especialmente durante misiones de larga duración.
Los astronautas enfrentan aislamiento, espacios reducidos y falta de interacción social, lo que puede provocar estrés, trastornos del sueño y disminución del rendimiento cognitivo, asegura Beheshti.
Además, vivir en una nave espacial incrementa la posibilidad de conflictos interpersonales, afectando tanto su bienestar mental como la dinámica grupal.
La recuperación tras el regreso a la Tierra también depende de la duración del viaje. Aunque el cuerpo puede revertir gran parte del daño en misiones cortas, problemas como el síndrome neuro-ocular asociado al vuelo espacial (SANS), que causa pérdida de la visión por los efectos de la microgravedad en los fluidos de los ojos, pueden persistir.
La NASA asegura que está trabajando en realizar una investigación de larga duración para saber cómo es que el cuerpo de los astronautas se adapta para vivir en el espacio, sobre todo con miras a relizar misiones más largas en el espacio profundo.