El Día de Muertos en México es una festividad que se extiende durante varios días de octubre y noviembre, y cada fecha está dedicada a un tipo específico de alma. La noche del 28 de octubre es, por tradición popular, la reservada para recibir a quienes tuvieron una muerte repentina, trágica o víctimas de la violencia.

Esta tradición se vuelve especialmente sombría en el contexto de la violencia imparable que se vive en el país, haciendo que la ofrenda del 28 de octubre sea un acto de resistencia y memoria.

México ha vivido una década de récords en materia de inseguridad. La sensación de riesgo es palpable y la percepción de inseguridad sigue en aumento, en junio de 2024, el 59.4% de la población de 18 años y más consideró que es inseguro vivir en su ciudad.

En ambiente donde el asesinato es una de las principales causas de muerte, la ofrenda del 28 de octubre no solo honra a los difuntos, sino que también es un llamado silencioso por la paz y la justicia.

El eco de la violencia: el asesinato del líder limonero

La tragedia reciente que encarna la violencia sin tregua es el asesinato del líder limonero de Michoacán, Bernardo Bravo, a finales de octubre de 2025.

Bravo, productor y comercializador, había denunciado públicamente a los grupos criminales que controlan la compraventa del cítrico en la Tierra Caliente, en un caso que evidencia la extorsión y la violencia de la delincuencia organizada en la economía formal.

"Sabemos todos que si al campo de Apatzingán le va mal, a todo Apatzingán le va mal” — Bernardo Bravo en su último mensaje.

Este 28 de octubre, la ofrenda para Bernardo Bravo y miles de víctimas de la extorsión, el secuestro y el homicidio se convierte en un símbolo del dolor nacional.

San Judas Tadeo: el patrono de las causas desesperadas

Paralelamente a la memoria de los caídos por la violencia, el 28 de octubre es también la fiesta de San Judas Tadeo, conocido popularmente como el "patrono de las causas imposibles" o "difíciles y desesperadas".

El fervor hacia este apóstol es masivo en México. Miles de católicos se reúnen el día 28 de cada mes, pero especialmente en octubre, en la iglesia de San Hipólito.

La coincidencia de la fiesta de San Judas Tadeo con el día dedicado a los muertos trágicos no es casual. En un país que enfrenta la desesperación por la violencia y la injusticia, los fieles buscan consuelo y milagros en el santo que intercede por las situaciones más críticas.
En las ofrendas y en las calles, la devoción a San Judas Tadeo y la memoria de las víctimas de la violencia se fusionan, creando un día de fe, esperanza y, sobre todo, un profundo dolor.