¿Coctel de pesticidas? Así cultivan marihuana las mafias chinas en EU, según la DEA

El Informe Nacional de Amenaza de Drogas 2025 (NDTA 2025) de la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, evidencia que Organizaciones Criminales Transnacionales (TCOs) predominantemente chinas y asiáticas están detrás de una invasión de la marihuana más potente en la historia del narcotráfico.

Esta marihuana no solo presenta niveles de THC que alcanzan un alarmante 25-30%, muy por encima del promedio nacional del 16% reportado por el Programa de Monitoreo de Potencia de la Universidad de Mississippi, sino que es cultivada con un cóctel de pesticidas y fertilizantes tóxicos enviados directamente desde China, muchos de ellos prohibidos en Estados Unidos por décadas debido a sus devastadoras consecuencias para la salud y el medio ambiente.

El veneno no solo queda en la planta que se consume, sino que se filtra contaminando la tierra, el agua y el aire de las zonas de cultivo.

El informe de la DEA señala que, “en los últimos 10 años, las TCOs chinas han llegado a dominar el cultivo y la distribución de marihuana en todo Estados Unidos, un fenómeno observado desde California hasta Maine”.

Estas organizaciones no son improvisadas; operan con una estructura y una estrategia que les ha permitido desplazar a otros actores y controlar extensiones de producción ilegal.

La compra de bienes inmuebles para sus cultivos, tanto interiores como exteriores, y para el almacenamiento de equipos, a menudo se financia inicialmente a través de conexiones familiares y comunitarias en China y en Estados Unidos, buscando eludir las restricciones chinas sobre el movimiento de divisas hacia el extranjero.

El NDTA 2025 revela las prácticas de estas mafias. Los cultivos son atendidos por inmigrantes indocumentados, muchos de ellos de origen chino y mexicano, quienes son atraídos con falsas promesas de empleo legal.

Los inmigrantes se enfrentan a una moderna forma de esclavitud: son “estrechamente monitoreados por los miembros de las TCOs chinas que poseen y administran los cultivos”, viviendo en condiciones precarias y expuestos directamente a los peligrosos químicos utilizados.

La DEA pone un énfasis particular en el peligro que representan los insumos agrícolas utilizados por estas redes.

“Los sitios de cultivo utilizan pesticidas y fertilizantes enviados desde China, incluyendo muchos químicos prohibidos en Estados Unidos durante décadas debido a consecuencias adversas para la salud y el medio ambiente”, advierte el informe en su página 49.

Esta no es una marihuana “orgánica” ni “natural"; es un producto cargado de sustancias tóxicas. “No solo estos químicos están entrando en el agua, el suelo y el aire alrededor de los sitios de cultivo, sino que una cierta cantidad de estos químicos también permanece en la marihuana procesada que es ingerida por los usuarios”.

El consumidor final, muchas veces atraído por la alta potencia, desconoce que está inhalando o ingiriendo residuos de compuestos peligrosos.

Los datos del programa “Eradication and Prevention of Illicit Cannabis” del Departamento de Justicia de California, citados en el informe, son escalofriantes.

Durante una operación de tres meses en 2024 en 28 condados de California, se erradicaron más de 900 mil plantas de cannabis de 855 sitios ilegales.

Los cultivos controlados por TCOs chinas/asiáticas representaron una porción significativa: 161 de los sitios, el 35% de las plantas erradicadas (casi 320,000) y el 41% de la cannabis procesada incautada (22.5 toneladas).

En estos lugares, las autoridades también incautaron 26.6 toneladas de fertilizantes y 83.1 galones de pesticidas restringidos, evidencia tangible del cóctel químico empleado.

Una de las claves del éxito y la expansión de estas TCOs chinas es su habilidad para operar bajo un velo de aparente legalidad. El informe de la DEA explica que “muchos de estos sitios de cultivo ilícito pretenden operar bajo registros comerciales otorgados por autoridades de licencias estatales en jurisdicciones donde el cultivo y la venta de marihuana son legales a nivel estatal”.

Sin embargo, estas operaciones desafían sistemáticamente las restricciones sobre la cantidad de plantas, las cuotas de producción y las ventas no licenciadas.

Se esconden detrás de las “variaciones estado por estado en las leyes que rigen el conteo de plantas, los requisitos de registro y las prácticas de rendición de cuentas”.

Esta complejidad legal y la fachada de legitimidad dificultan que las fuerzas del orden identifiquen inmediatamente las violaciones o descubran un cultivo ilegal sin una investigación exhaustiva.

Cuando son atrapados, los responsables a menudo enfrentan poco o ningún tiempo de prisión y simplemente se trasladan a una nueva ubicación.

La marihuana producida en estos cultivos tóxicos no se queda en un solo lugar. Las TCOs chinas han establecido una “extensa red de transporte y distribución que se extiende a nivel nacional y al extranjero” .

Debido a su alta potencia, esta marihuana es demandada en todo Estados Unidos y también en Europa Occidental, incluyendo Gran Bretaña, Francia y España.

El transporte dentro de EU se realiza mediante vehículos personales, camiones y tráileres, a menudo utilizando el “enfoque de escopeta": múltiples vehículos con cantidades menores para minimizar pérdidas. Los envíos internacionales viajan comúnmente en vuelos comerciales o en buques portacontenedores.

Paralelamente, opera una igualmente extensa red de lavado de dinero para repatriar las ganancias a China continental, impulsada por el Sistema Bancario Subterráneo Chino (CUBS), con un importante centro de operaciones en la ciudad de Nueva York.

El informe menciona que entre los múltiples métodos empleados se encuentran el lavado de dinero a través de cultivos de marihuana registrados usando testaferros, casinos y fraude hipotecario.

El NDTA 2025 también advierte sobre el grave impacto en la salud pública. El aumento de la producción, la percepción de bajo riesgo, los niveles récord de THC y el marketing engañoso de productos han resultado en un incremento de lesiones por exposición no intencional a la marihuana y productos de THC, particularmente entre niños.

Las llamadas a centros de control de envenenamientos y las admisiones a salas de emergencia relacionadas con la ingestión de comestibles de THC por niños menores de 12 años crecieron más del 3,311% entre 2016 y 2022.

Productos como el Delta-8 THC, a menudo vendido como “weed light” en empaques que imitan golosinas populares, representan un riesgo adicional, ya que pueden contener contaminantes no declarados.

La marihuana de alta potencia producida por estas TCOs chinas, cargada de químicos y comercializada sin escrúpulos, no es un juego; es una amenaza tóxica que envenena cuerpos y comunidades, operando bajo un manto de engaño y explotación.