Él es el sastre que se encarga de elaborar las túnicas para los nuevos Papas
Raniero Mancinelli es el sastre que elaboró túnicas para los últimos tres pontífices; cuando elijan al nuevo Papa, este saldrá al balcón con un ropaje blanco.
Antes de que el Vaticano emita el humo blanco, digan la frase Habemus papam, y que el nuevo Papa salga al balcón, el pontífice deberá usar una túnica de color blanco y un sastre en Italia se ha encargado de confeccionarlas para los tres últimos jefes de la iglesia Católica.
Se trata de Raniero Mancinelli, quien tiene su local en el barrio de Borgo Pio, en Roma, muy cerca de la Santa Sede. Desde 1962 se especializa en trajes clericales, por lo que no es raro que diversos cardenales y obispos acudan a sus servicios.
“Empecé como una broma, pero luego me gustó y lo hice desde entonces. Gracias a Dios, a lo largo de los años pude servir a muchos sacerdotes, monseñores, obispos y cardenales. También serví a tres papas, confeccionando las vestiduras blancas de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco”, mencionó Mancinelli a la agencia de noticias Reuters.
¿Qué hace el sastre Raniero Mancinelli para el nuevo Papa?
El costurero romano elabora al menos versiones de talla pequeña, mediana y grande de las vestimentas blancas que usará el nuevo papa que será anunciado tras el cónclave, cuando los más de 100 cardenales de todo el mundo voten por un nuevo pontífice que obtenga al menos dos terceras partes de los votos.
“Al confeccionar estos tres mantos, el día que salga al balcón, creo que (uno de ellos) le quedará bien, casi bien, si no perfecto”, destacó Mancinelli, en referencia a cuando el nuevo Papa salga al balcón de la Basílica de San Pedro.
En tono de broma, Raniero Mancinelli destacó que si la túnica es muy corta, los pies del Papa no estarán a la visa en el balcón, aunque “siempre lo intentamos” sobre elaborar las túnicas en las mejores tallas.
¿Cómo fueron los últimos Papas en sus peticiones de túnicas?
El sastre Raniero Mancinelli destacó que el papa Francisco destacaba por túnicas de estilo sencillo, ya que dichas prendas debían de ser de un material “no demasiado caro, no valioso, un tejido normal”.
Mientras que “con Benedicto XVI fue al contrario. Benedicto XVI prefería telas más valiosas, preciosas, un poco más pesadas… más hermosas, para ser claros”, destacó el modisto italiano.
