Los cierres del gobierno estadounidense ocurren cuando el Congreso no aprueba proyectos de ley de asignaciones presupuestarias para financiar las operaciones gubernamentales. Se acaba la autorización de gasto, y a falta de un presupuesto nacional, el gobierno tiene que dejar de funcionar, viéndose obligado a trabajar a medias y sólo en asuntos de “Seguridad Nacional” y de “Seguridad Pública”. El cierre del gobierno en Estados Unidos empezó el 1 de octubre y hoy, día 6, no hay ni siquiera un viso de solución.

El daño que esto causa es enorme. Afecta al gobierno y a todos los sectores privados, los gobiernos de los estados y a los millones de ciudadanos en este país y de otros países en el planeta.

La versión endulzada dice que esto se debe a que en Estados Unidos, el proceso de negociación presupuestaria es complejo y está influenciado por diversos factores que lo diferencian de la gestión presupuestaria legislativa de otros países.

La versión no endulzada:

Que es la versión real, es que las diferencias ideológicas, filosóficas, políticas y hasta raciales, en los últimos años, se han hecho tan profundas, que los Congresos en lugar de buscar consenso y negociación, lo que buscan es la eliminación política del partido contrario y la eliminación también de la gente que piensa distinto. Eso hace que los debates para llegar a un consenso en la legislatura nacional sean absolutamente imposibles.

El resultado es parálisis legislativa y faltas de acuerdo político nacional.

Un presupuesto debe estar listo en el Congreso Nacional en Washington a más tardar al final de marzo o principios de abril. Pero los “Distinguish Members” Distinguidos Miembros, como a los congresistas les gustan que les llamen, pierden el tiempo en peleas. Siete meses después, cuando se acaba el año fiscal el 30 de septiembre, el único remedio que encuentran es lo que aquí llaman una “Resolución Continuada de Presupuesto” que establece los límites de gasto del año anterior, haciendo solo ciertos ajustes.

Estados Unidos y su loco proceso presupuestal:

El Congreso Nacional en Washington ha completado las asignaciones presupuestarias antes del inicio del año fiscal en solamente cuatro veces en los últimos 40 años.

La última vez que el Congreso completó todos los proyectos de ley a tiempo fue hace 29 años en 1996, cuando el presidente Bill Clinton agobiado por sus actividades extracurriculares con Mónica Lewinsky, Paula Jones, y Jennifer Flowers entre otras varias amistades, decidió que su única posibilidad de sobrevivir políticamente a los escándalos era ponerse en manos de los republicanos que querían que el país gastara menos de lo que recibía en ingresos.

Le llamaban “presupuesto equilibrado”. Clinton se entregó a los republicanos y Estados Unidos tuvo su presupuesto saneado. Después de eso, ni George W Bush, ni Obama, ni Trump, ni Biden y ahora Trump han podido igualar la proeza.

Estados Unidos opera bajo un sistema de pesos y contrapesos, donde los poderes ejecutivo y legislativo tienen poderes distintos. El presidente propone un presupuesto, pero el Congreso debe aprobarlo, lo que da lugar a una negociación entre ambos poderes.

Legislatura bicameral:

El Congreso nacional estadounidense como el de México está formado por dos cámaras: la Cámara de Representantes y el Senado. Ambos cuerpos deben llegar a un acuerdo sobre asuntos presupuestarios. Pero en los últimos años, el aumento del partidismo ha dificultado el acuerdo bipartidista sobre... ¡absolutamente todo!

Las cuestiones presupuestarias son las más llamativas porque terminan en pleitos interminables y en cierres del gobierno nacional. Pero los pleitos enconados y encarnados son cuestión de todos los días.

El proceso presupuestario en Estados Unidos opera con base en un año fiscal que comienza el 1 de octubre. Si el Congreso no aprueba un presupuesto para esta fecha, eso puede provocar cierres gubernamentales.

Los presidentes tienen enorme influencia y actúan como catalizadores. Excepto que a veces, como en este 2025, al presidente le convenga más el caos, porque eso le traspasa todo el poder del estado a sus manos.

Trump mismo lo acaba de afirmar en un mensaje de “Truth Social” el fin semana pasado cuando escribió: “Apenas puedo creer que los líderes demócratas del Congreso me hayan otorgado el control del país en una charola de plata”.

Diversas partes interesadas, como el público, los grupos de presión y los grupos de interés, influyen significativamente en el proceso de negociación presupuestaria, lo que resulta en negociaciones más complejas, ya que deben conciliarse diferentes intereses que muchas veces resultan tan distantes y encontrados que terminan en parálisis.

En resumen:

Si bien los legisladores estadounidenses pueden negociar presupuestos, y de hecho lo hacen, el proceso está determinado por las estructuras institucionales, la dinámica política y diversas influencias externas, lo que lo distingue de los enfoques presupuestarios de otros países.

Esto resulta en una falta de fondos para programas y servicios federales no esenciales, lo que provoca cierres temporales o suspensiones temporales de empleados gubernamentales.

Estancamientos presupuestarios:

Los cierres suelen ocurrir debido a desacuerdos políticos sobre las prioridades presupuestarias, como los niveles de financiación para las diferentes áreas y departamentos gubernamentales del país. Eso nos lleva a enfrentamientos políticos específicos.

Lo que ocurre en este 2025:

Es la insistencia de Trump, de terminar con los subsidios a la gente para tener seguros que les den acceso a la atención médica y a las medicinas. Trump prefiere usar ese dinero para combatir como nunca antes en la historia a la inmigración irregular.

Política partidista:

La división entre demócratas y republicanos a lo que ha llevado durante los últimos 15 años es a pleitos intensos y a negociaciones y situaciones arriesgadas, donde una o ambas partes aprovechan el cierre del gobierno para lograr objetivos políticos.

En 2025, Trump sabe que su actuación en la presidencia lo llevará a perder influencia política en el país en las elecciones de medio término. Cerrar al gobierno ahora, y hacerlo aparecer como culpa de los demócratas, lo ayuda a nivelar lo que de otra manera sería una derrota política histórica.

Hoy 6 de octubre, el presidente aún no está fuera de peligro. La gente todavía puede hacerlo a él más responsable del cierre que a los demócratas, porque Trump controla la presidencia, el Congreso y a una parte enorme del poder judicial.

Aunque, lo que también hay que reconocer, es la enorme torpeza política y estratégica de los líderes demócratas nacionales.

Resoluciones continuas:

Desde 1998, el remedio temporal vienen siendo las “Continuing Resolutions”.

Cuando el Congreso no puede llegar a un acuerdo sobre un nuevo presupuesto, puede aprobar una resolución continua (RC) para mantener la financiación del gobierno temporalmente. Si una RC no se aprueba antes de que expire la financiación, se produce un cierre.

Impacto de los cierres:

  • Empleados federales: Muchos empleados federales son suspendidos o se ven obligados a trabajar sin sueldo, lo que afecta sus medios de vida. (Este año Trump quiere despedir hasta a un millón de burócratas que él considera que no son leales a él y tiene la intención de reemplazarlos con gente incondicional. No importa si esos incondicionales de Trump y de MAGA su movimiento (Make America Great Again) está capacitada o no.

No importa que para trabajar en puestos innumerables puestos burocráticos gubernamentales que requieran habilidades, educación y preparación)

  • Servicios gubernamentales: Muchos servicios no esenciales, como parques nacionales y museos, están cerrados.
  • Efectos económicos: Los cierres generan incertidumbre económica, afectando a las empresas que dependen de contratos y servicios gubernamentales.

El Departamento del Tesoro afirma que el último cierre en el 2019 que duró 35 días, le costó a la economía estadounidense más de ocho mil millones de dólares.

Comparación con otros países:

Otros países pueden enfrentar crisis presupuestarias o interrupciones temporales de financiación del gobierno, pero en el caso de Alemania, o de Australia, ya existen diferentes procesos políticos, sistemas de financiación o estructuras constitucionales que mitigan la ocurrencia de los desacuerdos presupuestales en los parlamentos y los congresos.

En varios países existen sistemas en que los mecanismos, como la financiación automática, evitan interrupciones en los servicios del gobierno.

Si bien los cierres gubernamentales pueden parecer inusuales, son un reflejo de la dinámica política y los procesos presupuestarios únicos en Estados Unidos.

En resumen;

El Senado, formado por 100 miembros, permite que después de términos de seis años, los miembros busquen reelección.

Cada dos años el Senado renueva a un tercio de sus miembros. Muchos son reelegidos, pero a últimas fechas muchos senadores en funciones, cansados ya de las parálisis, los desacuerdos y los pleitos están decidiendo no buscar su reelección y no regresar a Washington.

Cada estado en la Unión Americana tiene dos senadores, sin importar los pobladores que existan en esas entidades. California y Texas, siendo tan grandes, tiene la misma representación de dos senadores como ocurre con estados pequeñitos y con poca población como Maine y Vermont.

La Cámara de Representantes está compuesta por 435 miembros, que se renuevan cada dos años. En esta cámara si se aplican los criterios de población. Cada representante de los 435 “representa” a aproximadamente 750 habitantes en los 435 distritos electorales que hay en el país. “Ojo”. Este sistema no se ha actualizado desde 1929.

Para la aprobación de cualquier ley, hace falta el concurso de ambas Cámaras:

Cuando cada partido tiene mayoría en una de las dos, como sucede desde 2023, la parálisis legislativa y el riesgo de cierre parcial de la Administración por falta de aprobación de los presupuestos suelen estar garantizados. Usted ya se dio cuenta de la enorme polarización política e ideológica que existe entre los dos principales partidos políticos estadounidenses. Lo que nadie ha conseguido es encontrar formas de no trasladar esto a las instituciones públicas del país.

Ahora ya sabe usted por qué cada determinado número de años, el gobierno estadounidense cierra sus puertas y funciona a medias.