De Colosio a Miguel Uribe: Atentado que evidencia una democracia herida en Latinoamérica

El atentado contra Miguel Uribe Turbay revive los nombres de Luis Donaldo Colosio y Luis Galán; otra señal de la profunda crisis democrática en Latinoamérica.

Atentado Miguel Uribe en Colombia
El virus de Latinoamérica: delirios paranoides en sus líderes|Especial

Escrito por: Amparo Castañeda

Parece que hubiera un virus en el aire latinoamericano, donde líderes de izquierda respiran un aire que les ocasiona delirios paranoides en los que atribuyen a la supuesta oposición una magnitud suficientemente capaz de conspirar contra ellos exitosamente.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha tomado el espacio mediático nacional para asegurar (repetidamente) que hay un complot para acabar con su vida orquestado por los que llama neonazis, los miembros de la derecha colombiana.

También asegura que los colombianos ya no son los que controlan el narcotráfico de cocaína, que ahora los emiratíes mueven los hilos de los cárteles y se quedan con toda la ganancia.

Subestimar públicamente el crimen organizado en un país donde está tan permeado que quienes no se adaptan a sus condiciones no viven para contarlo, ¿nos suena esa tonada a los mexicanos?

Discurso de Petro tras ataque de Miguel Uribe en Colombia

Sumamente preocupante en el discurso de Petro la etiqueta extremista que le da a la derecha, cerrando por completo la tolerancia a la otredad de la oposición entre la población.

Actitudes autoritarias como pasar por encima del Senado que no le otorgó autorización para una consulta popular que daría luz verde a la Reforma Laboral.

La declaración sobre los atentados en contra de su vida la hizo días antes del atentado contra el candidato de derecha, Miguel Uribe, donde el detenido fue un adolescente de 15 años.

Ignorando la autoridad para adjudicarse su legitimidad

¿Qué ocasiona esa oleada de desafíos a la autoridad? ¿Menoscabar las decisiones tomadas por medio de un sistema legal? La deslegitimación de las instituciones solamente avecina el caos jurídico, y nacional.

Desestabilizar el país con esos brochazos autoritarios termina por reforzar el alcance y poder de los grupos criminales, eso lo estamos viendo en México, ya se salió de control el crimen en Latinoamérica.

Como muestra, la erosión del Poder Judicial entre tantas instituciones que marcó el gobierno de Chávez en Venezuela. Aquí existe una muy borrosa línea divisoria entre quién fue el huevo y quién la gallina, porque pareciera que América Latina tiene una oleada populista de izquierda que no va contra el enemigo criminal o crisis económica, sino contra el Statu Quo.

Solamente algunos países están exentos, aquellos que tuvieron que tocar fondo para tomar medidas (Salvador con el crimen y Argentina con la economía) y revertir lo que este tipo de oleadas y laxitud con el crimen ocasionó en un inicio.

Todos son los culpables, excepto la izquierda: el nuevo modelo

La estrategia de esta izquierda autoritaria se va expandiendo en la región, replicando artimañas de hace décadas lo suficientemente lejanas como para que las nuevas generaciones que representan la mayoría de los electores no las reconozcan.

¿Saben que su “ideología” es tan débil que no se enfocan en resolver los problemas del país, sino en señalar a quien no está a cargo para solucionarlos? ¿Por qué tanta obsesión con poner la atención en destrucción en vez de construcción con la oposición?

La democracia florece en la coexistencia y cooperación, y su erosión interna encamina al autoritarismo caótico que es incapaz de detener la problemática y crisis porque sus cimientos están sincretizados.

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