Después de casi cuatro décadas de enfrentamientos, Armenia y Azerbaiyán han anunciado un avance significativo en su proceso de paz. Este jueves, ambas naciones confirmaron que el tratado de paz entre los dos países postsoviéticos está listo para ser firmado, marcando un punto de inflexión en la disputa territorial por Nagorno-Karabaj.
¿El inicio de una paz duradera en la región?
El acuerdo llega tras un largo proceso de negociaciones, con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia declarando que se han resuelto los últimos dos artículos pendientes del borrador. Entre los puntos clave se encuentran el compromiso de no permitir el despliegue de fuerzas extranjeras en la frontera y el retiro mutuo de reclamaciones ante instancias internacionales.
Por su parte, Azerbaiyán confirmó la conclusión de las negociaciones sobre el texto del tratado, aunque subrayó que su firma dependerá de que Armenia modifique su constitución para eliminar cualquier reclamación territorial sobre su soberanía.
Las tensiones en torno a Nagorno-Karabaj
El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán ha estado marcado por enfrentamientos en la región de Nagorno-Karabaj, un territorio de mayoría armenia pero reconocido internacionalmente como parte de Azerbaiyán.
Desde el colapso de la Unión Soviética, ambos países han librado dos guerras por el control de la región. La más reciente ocurrió en septiembre de 2023, cuando Azerbaiyán lanzó una ofensiva de 24 horas que le permitió recuperar completamente el territorio, lo que provocó la huida masiva de más de 120,000 armenios étnicos hacia Armenia.
El debate constitucional y los desafíos pendientes
A pesar del progreso en el proceso de paz, la exigencia de Bakú de que Ereván reforme su constitución sigue siendo un punto de controversia. Según el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, la Constitución de Armenia no contiene reclamaciones territoriales contra Azerbaiyán ni ningún otro país, mientras que Azerbaiyán sostiene lo contrario.
El mes pasado, Pashinyan propuso un referéndum nacional para adoptar una nueva constitución, aunque no especificó qué cambios incluiría el nuevo texto ni fijó una fecha para la votación.
A pesar de estas diferencias, el líder armenio enfatizó que el borrador del tratado de paz ya aborda y resuelve estas preocupaciones, lo que sugiere que su gobierno está comprometido con la firma del acuerdo.