La Selección de Estados Unidos está a días de conocer su destino en el sorteo del Mundial 2026, un evento que marcará el camino del anfitrión en la edición más grande de la historia, con 48 selecciones y un torneo compartido con México y Canadá. El equipo dirigido por Mauricio Pochettino no solo quiere aprovechar la localía; también busca confirmar su evolución, respaldada por figuras consolidadas en Europa y una generación joven que pisa fuerte.
Estados Unidos como cabeza de serie en el sorteo del Mundial 2026
La primera ventaja del combinado estadounidense es clara: será cabeza de serie. Esto evita cruces inmediatos con gigantes como Argentina, Brasil, Francia o España, así como con los otros anfitriones. En un torneo tan largo y exigente, comenzar con un grupo manejable podría ser clave para cumplir el objetivo mínimo: avanzar a octavos de final.
Esta Selección de Estados Unidos llega con una base sólida. Christian Pulisic, su gran figura, vive un gran momento en el Milan; Weston McKennie recuperó protagonismo en la Juventus; y Giovanni Reyna se consolidó en Alemania. Además, surge un nombre que emociona: Diego Kochen, joya del Barcelona, quien podría debutar mundialista en casa.
Pochettino ha trabajado una idea clara: posesión inteligente, presión alta y transiciones rápidas por los extremos. Su 4-2-3-1 ha permitido crear una identidad competitiva y atractiva para un equipo que quiere dejar una huella como anfitrión.
¿Qué le espera a Estados Unidos después del sorteo del Mundial 2026?
Los últimos resultados han alimentado la ilusión. Estados Unidos venció a Paraguay, goleó a Uruguay y superó a Australia, partidos que reforzaron la confianza antes del Mundial 2026. Aunque cayó ante México en la Copa Oro y sufrió en la Copa América 2024, la tendencia reciente es positiva.
En lo táctico, el gran reto será mantener regularidad y evitar desconexiones defensivas, un punto que Pochettino ha señalado como prioridad. La localía, por otro lado, representa tanto presión como oportunidad: el público estadounidense quiere ver a su selección competir de verdad entre los mejores.
En el plano histórico, Estados Unidos no ha superado los cuartos de final desde 1930. El sorteo podría marcar la diferencia entre un camino accesible o uno repleto de obstáculos. Pase lo que pase, el mensaje desde el vestidor es claro: creen que pueden competir con cualquiera.