El rendimiento físico de un futbolista profesional depende de múltiples factores: entrenamiento, descanso, alimentación y recuperación . En ese contexto, el consumo de alcohol se convierte en una variable de interés, especialmente por su posible interferencia en los procesos fisiológicos y deportivos. Por ello, es necesario establecer los límites de ingesta que no alteren los niveles de desempeño ni comprometan la salud.
En palabras de SportFuel, un organismo en óptimas condiciones puede metabolizar una bebida estándar cada hora . Este parámetro sirve como referencia general para determinar cuánta bebida alcohólica puede ser tolerada sin consecuencias visibles. Sin embargo, factores como masa corporal, sexo, edad y genética influyen directamente en la respuesta individual al etanol. El consumo moderado se define como un máximo de dos unidades diarias en hombres y una en mujeres.

¿Qué pasa si un futbolista o una persona toma más alcohol de lo recomendado?
Superar la cantidad de dos unidades diarias por hombres o una en mujeres de forma frecuente puede desencadenar alteraciones en la coordinación motora, la velocidad de reacción y el procesamiento mental. Estas funciones resultan esenciales durante la competencia, por lo que la relación entre alcohol y deporte exige precaución. Por lo cual, se recomienda que los futbolistas eviten lo máximo posible el consumo de bebidas alcohólicas.
Te puede interesar
- Ibuprofeno o paracetamol: ¿cuál es mejor para los dolores por hacer deporte?
- ¿Cuánto ejercicio debo hacer si tengo menos de 30 años para estar saludable? Expertos responden
- El mejor snack para ver la Liga BBVA MX que no te dará culpa comer porque casi no tiene calorías
Durante las 24 horas posteriores a la ingesta, el cuerpo sigue enfrentando efectos fisiológicos derivados del alcohol. Estos incluyen fatiga, deshidratación, cefaleas y pérdida de energía. Un solo evento de bebida en exceso, también conocido como binge drinking, eleva el nivel de alcohol en sangre (BAC) al 0.08 % o más, lo cual puede afectar el rendimiento por varios días.
¿Cómo incide el alcohol en la recuperación física y la salud del futbolista?
Los efectos negativos del alcohol en el sistema nervioso central alteran el ciclo de sueño. Aunque puede facilitar la conciliación inicial, interrumpe la fase REM y reduce hasta en 50 % la producción de hormona del crecimiento, clave para la reparación muscular, lo que necesita el futbolista. El sistema inmune también se ve comprometido, lo que disminuye la capacidad del cuerpo para recuperarse tras un esfuerzo físico.
En este escenario, la recuperación post partido o entrenamiento se vuelve menos eficiente, lo que puede traducirse en un mayor riesgo de lesiones o una pérdida de condición física sostenida. La acumulación de cuerpos cetónicos ácidos inducida por el alcohol puede generar desequilibrios metabólicos. Esto, junto a la interrupción del sueño profundo, puede provocar alteraciones cognitivas como reducción en la concentración, mala toma de decisiones y desbalance emocional.