La diarrea del corredor es una alteración intestinal que puede afectar a quienes practican ejercicios aeróbicos prolongados, especialmente el running o el ciclismo. Según estudios médicos, este trastorno se relaciona con el movimiento repetitivo del cuerpo, la disminución del flujo sanguíneo al aparato digestivo y el tipo de alimentos ingeridos antes o durante la actividad física que te hacen ganar masa muscular .
¿Por qué el sudor y el esfuerzo físico podrían provocar diarrea?
En palabras de Ultra Levura , la aparición de la diarrea del corredor está asociada con el estrés físico sostenido y con ciertos hábitos alimenticios que elevan la carga osmolar en el intestino. Esta carga, provocada por una alta concentración de glucosa o edulcorantes, promueve el paso de líquidos hacia el tubo digestivo, desencadenando evacuaciones más líquidas.
El fenómeno se detecta con mayor frecuencia en pruebas de resistencia, como maratones o competencias de ciclismo, pero puede presentarse también en entrenamientos prolongados, incluso sin llegar al límite competitivo. No se limita a una condición médica clara, ya que también se ve influenciado por el tipo de vestimenta, la temperatura ambiente y el nivel de ansiedad previo al ejercicio. Algunos síntomas gastrointestinales comunes durante estas actividades incluyen: náuseas, acidez, calambres abdominales, vómitos, gases, e incluso deshidratación.
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¿Qué medidas ayudan a prevenir la diarrea del corredor?
Diversos especialistas recomiendan una serie de ajustes para evitar que la diarrea interrumpa la actividad deportiva. Se sugiere moderar el consumo de fibra el día previo al ejercicio intenso. También se aconseja evitar el consumo de productos lácteos, grasas, cafeína y edulcorantes artificiales al menos tres horas antes del inicio de la actividad.
Otra medida clave es mantenerse hidratado sin recurrir a bebidas calientes, ya que estas pueden acelerar el tránsito intestinal. En eventos deportivos, es preferible realizar pruebas con geles y suplementos antes de la competencia oficial, para evaluar posibles efectos adversos. Además, el descanso previo y el control del estrés pueden ayudar a reducir el impacto emocional que, en algunos casos, también provoca molestias estomacales.
