Desde hace años, la práctica de subir cerros al amanecer ha sido adoptada por millones como parte de sus rutinas para intentar bajar de peso, como el método Quick-Health , y conseguir felicidad. La ciencia, tras diversos estudios y metaanálisis, ha confirmado que esta actividad implica movimiento físico y activa procesos neurológicos, metabólicos y emocionales clave para el bienestar general si se hace a las 5AM.
¿Qué efectos tiene subir cerros al amanecer en el cuerpo?
Según uno de los programas de Deportes de Aventura y Recreación de la Universidad de Stanford , el ejercicio en pendientes naturales, particularmente en la madrugada, se vincula con un aumento en la capacidad cardiovascular. La combinación de oxigenación temprana, baja contaminación y ritmo constante fortalece el músculo cardíaco, disminuye la presión arterial y regula los niveles de glucosa en sangre. Además, caminar en terreno inclinado mejora la eficiencia del sistema respiratorio, promoviendo una expansión pulmonar más efectiva.
A esto se suma un impacto directo sobre el peso corporal. La exigencia de la subida permite quemar hasta 550 calorías por hora, en condiciones estándar, superando a rutinas en gimnasio. El uso de bastones o cargas ligeras intensifica el efecto, favoreciendo también el trabajo de brazos, hombros y abdomen. El terreno irregular de los cerros exige a los músculos estabilizadores del cuerpo un esfuerzo adicional. Esto promueve un desarrollo equilibrado en cuádriceps, glúteos, pantorrillas y flexores de la cadera, mientras mejora el equilibrio, la postura y la coordinación.
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¿Por qué subir cerros también fortalece la salud mental?
La actividad de subir cerros al amanecer genera beneficios sobre el sistema nervioso. Al caminar, el cerebro debe mantener atención constante sobre el entorno, lo que fortalece la neuroplasticidad y activa áreas relacionadas con la memoria y el aprendizaje. Esto se traduce en una reducción significativa del estrés, así como en una disminución del riesgo de trastornos como la ansiedad y la depresión.
Además, el contacto con la naturaleza amplifica estos efectos. Estudios han demostrado que la exposición matutina a compuestos orgánicos liberados por los árboles estimula el sistema inmunológico. La luz solar, incluso en cortos periodos, favorece la regulación del sueño mediante la producción de melatonina y eleva los niveles de vitamina D, crucial para huesos fuertes y un estado de ánimo equilibrado.
