En los años 70, México vivía un ambiente de represión tras la matanza del 68 y el Halconazo del 71. En medio de ese clima, miles de jóvenes encontraron en la música un refugio de rebeldía y libertad: el Festival de Avándaro, considerado el Woodstock mexicano. Más de 100 mil asistentes se reunieron en Valle de Bravo para cantar, bailar y oponerse con paz a un entorno político hostil.
Ahora, más de cinco décadas después, la historia regresa a la pantalla grande con Autos, mota y rocanrol, dirigida por José Manuel Cravioto. La cinta, protagonizada por Alejandro Speitzer, Emiliano Zurita y Alex Fernández, busca reivindicar ese momento cultural que durante años fue estigmatizado.
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¿Por qué fue importante el Festival de Avándaro?
Avándaro no solo fue un concierto masivo; representó un acto de resistencia juvenil en medio de un país marcado por la censura y la violencia política. Para Emiliano Zurita, uno de los protagonistas, el festival es clave para entender la contracultura y la herencia musical que hoy pervive en las bandas mexicanas.
Los actores coincidieron en que participar en la película les permitió descubrir detalles de la época, desde expresiones y costumbres hasta la relevancia de grupos como Three Souls in My Mind, que años más tarde se convertiría en El Tri.
¿De qué trata la película “Autos, mota y rocanrol”?
Además de reconstruir un episodio histórico, la película abre un diálogo generacional. “Tal vez no conozcas Avándaro, pero es una forma de conectar con tus padres o abuelos”, comentó Zurita. Con material de archivo y testimonios reales, la cinta plantea un viaje a la juventud de los 70, marcada por la búsqueda de identidad y libertad.
Con sus 88 minutos de duración, Autos, mota y rocanrol no solo recuerda el festival, sino que reivindica su valor como precedente de los conciertos masivos que hoy forman parte de la cultura mexicana.