Durante una rutina de actividad intensa , el cuerpo puede presentar señales que advierten un posible riesgo cardiovascular. La presencia de molestias como presión en el pecho o desmayos durante el esfuerzo físico puede estar asociada con condiciones graves, incluyendo un infarto, especialmente en quienes presentan antecedentes de enfermedades cardíacas o factores de riesgo. Hay ciertos aspectos a tener en cuenta, ¿los conoces?
¿Qué síntomas podrían alertar sobre un posible infarto durante el ejercicio?
Según detalló la página oficial de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la aparición de ciertas manifestaciones físicas mientras se realiza esfuerzo corporal puede ser una alerta temprana. Dolor torácico, sudoración excesiva, sensación de desmayo, dificultad para respirar o palpitaciones irregulares pueden significar riesgo de infarto. Estas señales, aunque ocasionales, pueden estar relacionadas con afecciones como arritmias, miocardiopatía isquémica, o en casos más severos, con un paro cardíaco súbito. Estos episodios, aunque poco frecuentes, tienden a darse en personas con padecimientos previos o que realizan actividad sin una preparación progresiva.
Los eventos cardíacos súbitos durante el entrenamiento se reportan principalmente en personas con enfermedades congénitas o crónicas. En adultos mayores, la combinación de inactividad previa con grandes esfuerzos elevan la probabilidad de una complicación. Por su parte, adolescentes o adultos jóvenes con cardiopatías congénitas, como la miocardiopatía hipertrófica o la miocarditis, presentan un riesgo más alto. En estos casos, el esfuerzo físico puede detonar eventos agudos si no se cuenta con un control médico previo.

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¿Quiénes corren más riesgo de sufrir un infarto al hacer ejercicio?
Los niveles de entrenamiento y la condición física previa son determinantes. Personas con diabetes, hipertensión o antecedentes de problemas cardiovasculares deben considerar una evaluación médica antes de iniciar ejercicios de alta exigencia. La intensidad del esfuerzo influye en el riesgo. Actividades vigorosas sin supervisión, especialmente en quienes no están habituados a ellas, representan un escenario donde el infarto puede aparecer de forma repentina.
La progresión en el ejercicio y el monitoreo médico son clave para reducir riesgos. Aun cuando la actividad física presenta beneficios en la mayoría de los casos, se recomienda atención médica ante cualquier síntoma anómalo durante el entrenamiento.